La paranoia cuando la desconfianza se convierte en una prisión

El Periódico de la Psicología 25.12.2025 www.elperiodicodelapsicologia.info joan@elperiodicodelapsicologia.info

La paranoia es un estado psicológico caracterizado por la creencia persistente e injustificada de que los demás tienen la intención de hacernos daño, engañarnos o conspirar contra nosotros. No es simplemente desconfiar ocasionalmente de alguien; es un patrón de pensamiento rígido que distorsiona la realidad, haciendo que la persona interprete acciones neutras o incluso positivas de los demás como amenazas malintencionadas. Esta desconfianza extrema genera un profundo aislamiento y sufrimiento.

Los síntomas: más allá de la simple sospecha.
La paranoia se manifiesta a través de pensamientos, emociones y conductas específicas que conforman un sistema cerrado y angustiante:

Pensamientos dominantes: Creencia firme y no basada en evidencias de ser perseguido, espiado, engañado o que hablan mal a nuestras espaldas. Se buscan constantemente «pruebas» que confirmen estas sospechas, ignorando cualquier información que las contradiga.
Estado emocional: Predominan la ansiedad constante, el miedo, la irritabilidad y una hipervigilancia extrema. La persona está siempre en guardia, analizando cada gesto o comentario en busca de una posible ofensa o amenaza.
Conducta resultante: Aislamiento social por temor a los demás, actitud defensiva o hostil, tendencia a confrontar a otros por sus supuestas intenciones y, en casos graves, recurrir a medidas extremas para «protegerse» de las amenazas imaginadas.

¿Qué causa esta desconfianza extrema?
La paranoia rara vez tiene una única causa. Suele ser el resultado de la interacción de varios factores:
Biológicos y Genéticos.
Predisposición hereditaria, desequilibrios en neurotransmisores como la dopamina, o condiciones neurológicas.
Psicológicos y de Personalidad Estilos de pensamiento rígido, baja autoestima, experiencias traumáticas previas (como traición o abuso) que generan desconfianza.
Ambientales y Situacionales.
Estrés prolongado, aislamiento social, consumo de sustancias (anfetaminas, cannabis, alcohol), o privación de sueño.

Frecuentemente, la paranoia es un síntoma de otro trastorno mental subyacente, siendo más común en:
Esquizofrenia (tipo paranoide).
Trastorno delirante.
Trastorno bipolar (durante episodios maníacos o depresivos graves).
Trastorno de personalidad paranoide

El camino del tratamiento: recuperar la confianza y el bienestar.
El tratamiento de la paranoia es complejo y debe ser siempre supervisado por profesionales de salud mental (psiquiatra y psicólogo). El principal obstáculo es que la persona no reconoce que sus creencias son infundadas, por lo que establecer una relación terapéutica de confianza es el primer y más crucial paso.

1. Psicoterapia (El pilar fundamental):
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Es la más efectiva. Ayuda a identificar y cuestionar los pensamientos paranoicos, a buscar evidencias reales y a desarrollar interpretaciones alternativas y más adaptativas de la conducta de los demás. También se trabajan habilidades sociales para reducir el aislamiento.

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Enfocada en aprender a observar los pensamientos paranoicos sin quedar atrapado en ellos, reduciendo su impacto y permitiendo actuar según los valores personales.

2. Tratamiento Farmacológico (Complementario y necesario en muchos casos):
Antipsicóticos: Son la base del tratamiento médico. Ayudan a reducir la intensidad de los pensamientos delirantes y la agitación.
Estabilizadores del ánimo o Ansiolíticos: Se pueden usar si la paranoia está asociada a trastornos bipolares o a niveles de ansiedad muy altos.

Importante: La medicación debe ser recetada y monitorizada por un psiquiatra, quien ajustará el tipo y dosis según la respuesta individual.

3. Intervenciones de Soporte:
Psicoeducación: Enseñar a la persona y su familia sobre el trastorno reduce el estigma y mejora la comprensión.
Entrenamiento en habilidades sociales: Para reconstruir relaciones y comunicarse de manera más segura.
Gestión del estrés y hábitos saludables: Regular el sueño, la alimentación y evitar sustancias tóxicas son fundamentales para la estabilidad mental.

Un mensaje de esperanza
Vivir con paranoia es como habitar en un mundo hostil creado por la propia mente. Sin embargo, es un trastorno tratable. Con la combinación adecuada de terapia, medicación y apoyo, es posible debilitar esos pensamientos intrusivos, rebajar la ansiedad constante y comenzar a reconstruir puentes de confianza con el mundo y con uno mismo. El primer y más valiente paso es pedir ayuda.

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