Consejos para Año Nuevo: la limpieza de espacios y el bienestar emocional

La psicología de la limpieza trasciende los límites de la imaginación. De hecho, las personas que se toman en serio el orden y el aseo en sus espacios privados al punto de no permitir la entrada de nadie con los zapatos sucios, no exageran, sino que atesoran los beneficios emocionales de la pulcritud.

Los psicólogos destacan el impacto de la limpieza en la salud mental al comparar el orden e higiene que mantenemos en nuestro hogar con el orden y sanidad en nuestro interior. Si lo pensamos bien, veremos que no hay mucha diferencia entre el estado actual de nuestro armario y el de nuestros pensamientos; a decir verdad, es muy probable que, si somos personas acumuladoras o desorganizadas, seamos igualmente desordenados con nuestra lista de pendientes en el hogar o el modo en que establecemos prioridades en nuestra vida.

Casa limpia, mente limpia
Aunque puede que una sesión de limpieza intensiva en el hogar no baste para solucionar todos nuestros problemas, puede ser un grano de arena importante si lo hacemos a conciencia.

Al igual que ocurre cuando damos demasiadas vueltas a un problema al punto de perder la capacidad de hallar una solución, cuando nuestro armario o nuestra casa han sido el cuartel general de un experto en desorganización durante demasiado tiempo, es habitual que no encontremos las cosas cuando las necesitamos o que utilicemos una y otra vez el mismo par de zapatos porque no recordamos tener otros bajo las capas de polvo y desorden que decoran nuestro guardarropa.

Según un estudio realizado por el Instituto de Neurociencias de Princeton, el ritual de limpieza en el hogar que practican miles de personas al inicio de un nuevo año tiene mucho sentido, ya que el exceso de múltiples estímulos visuales en el entorno ha demostrado ser suficiente para afectar nuestra concentración y paz mental. En otras palabras, cuando nuestra casa u habitación está desordenada, los objetos que vemos a nuestro alrededor compiten por la representación neuronal, haciendo que nos distraigamos con facilidad.
Una ambiente desorganizado puede ser, además, física y emocionalmente desgastante, limitante para la creatividad y la productividad, y un obstáculo para desempeñar otras actividades.
Es hora de deshacerse de lo que ya no utilizas. ¡Deja de buscar excusas! La ropa que ya no te queda bien, los zapatos que nunca usas y todo lo que has decidido conservar “solo por si acaso”, puede ser una representación de procesos emocionales que te has negado a sanar. Muchas personas acumulan objetos que les ayudan a recordar episodios del pasado o seres queridos que han partido del plano físico; es bueno evaluar si este tipo de rituales son positivos para nuestra paz mental y expulsar definitivamente de nuestra vida todo lo que nos hace daño.
Reorganiza todo con miras a la inspiración y la productividad. Los cambios son buenos, en especial cuando se trata de hacer espacio a nuestro alrededor para lo que realmente importa. Aunque los diseños que vemos en las revistas de interiores pueden parecer atractivos, debemos enfocarnos en crear espacios que hagan juego con nuestro estilo de vida; si trabajamos desde casa, por ejemplo, lo mejor sería organizar el hogar de modo que hallemos inspiración para potenciar nuestra productividad.
Crea espacios propicios para el descanso. La limpieza cobra un significado especial cuando se trata de rincones sagrados del hogar, como el sitio donde dormimos o nuestro cuarto de meditación. Muchas personas son incapaces de conciliar un sueño de calidad debido a la decoración inadecuada de estos espacios, y lo peor es que ni siquiera lo saben. Procuremos mantener nuestra habitación de descanso lo más minimalista posible, libre de objetos distractores (como el televisor y muebles demasiado llamativos). Las paredes blancas nos ayudarán a descansar la vista y dormir con mayor facilidad.

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