Cómo desarrollar la empatía en los niños. EMPATÍA: Un gran recurso para enseñar en todos los lenguajes
Vamos a partir de los recursos ya trabajados en los anteriores artículos referidos a educación emocional: Antes que nada, la importancia del reconocimiento emocional en el adulto, y a partir de allí la valiosa labor de identificación emocional en los niños. Hoy avanzamos un paso más, ya que recién cuando el niño logra identificar sus propias emociones, y ponerles nombre, podrá comenzar a reconocerlas en los demás. Y es aquí donde llegamos a la empatía, la “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”1, es “sentir con alguien”.
¿Para qué sirve la empatía?
Enseñar es invertir tiempo, destinar energía mental y física para un objetivo. Así pues, es bueno que sepamos qué es lo que estamos sembrando, y qué podemos esperar que florezca como resultado. Enseñar empatía es tanto un componente de educación emocional como una indispensable habilidad social.
Beneficios de la empatía
Mejora las relaciones, ayudando a considerar los pensamientos y las perspectivas de los otros, además de las propias.
Facilita la amplitud en la comprensión de diversas situaciones, promoviendo en las personas la sociabilización y la apertura, participando en diferentes contextos y grupos.
Favorece a la interpretación realista de las circunstancias, disminuyendo los sesgos en la percepción.
Promueve la tolerancia y combate la instalación de prejuicios en el sistema cognitivo.
Propicia el equilibrio emocional, sin requerir defender las propias ideas como únicas razones valederas.
Simplifica la adaptación a los diferentes entornos, al tener mejores recursos para la “lectura social”, esto es, advertir las señales que dan los demás para avanzar o no en un tipo de acercamiento social.
Es un paso necesario hacia la gestión y regulación emocional.
Agiliza la comunicación y expresión emocional, identificando cómo se siente posiblemente el otro, y desde qué emoción estaría interactuando.
Permite elegir una respuesta, en lugar de reaccionar a un planteo de otro, sabiendo que puede originarse en su estado de ánimo y no necesariamente esté direccionado en contra de alguien.
Como aporte al orden social, la empatía es fundamental para la aceptación de normas y respeto hacia los demás, al reconocer a los otros con los mismos derechos que yo.
Enseñando empatía en todos los lenguajes
Vamos a enseñar empatía a los niños, que como parte de la educación emocional se enseña fundamentalmente haciendo. De modo que todo lo que hagamos con los pequeños nos servirá para ejercitar la propia empatía.
Las emociones se manifiestan en diferentes lenguajes, el vocabulario emocional se desarrolla en un lenguaje universal, y no solo a través de las palabras. A continuación ofrezco algunas pautas desde las diferentes maneras de expresarnos, para empatizar mejor.
Las palabras y el vocabulario emocional
Usar palabras que definen emociones y hacerlas parte de la comunicación habitual con los niños, es un modo eficaz de mostrarles un diccionario emocional. Para ello podríamos utilizar diferentes actividades:
Jugar con marionetas, títeres, muñecos pequeños o máscaras donde los personajes realicen diálogos emocionales. Estas conversaciones pueden incluirse en cualquier historia que involucre los sentimientos de los personajes, por ejemplo:
– ¿Cómo estás?
– Estoy triste.
– ¿qué te ha puesto triste?
– Es que no encuentro mi muñeco favorito.
– Sé que estarás triste por eso, yo me sentiría triste también si se perdiera mi muñeco.
– ¿puedo hacer algo para ayudarte, lo buscamos juntos?
– Es que creo que se ha caído en el camino.
– De veras lo siento. Venga, vamos a dar un paseo y conversamos.
Luego, el diálogo puede orientarse a gestionar la emoción de la tristeza para transformarla en alguna que favorezca el momento de compartir entre los dos personajes.
Leer cuentos que sirvan de modelos de identificación emocional. Lo más importante aquí es que se adecúen a la edad del niño, -y junto con favorecer el hábito de la lectura, que es un gran aliado del desarrollo neuroemocional- incorporamos temáticas de gestión emocional que sirven de ejemplo a los niños.2 Luego de leerlos, es recomendable generar el intercambio acerca de lo relatado, y plantear puntos de vistas y opiniones, por supuesto que de manera desprejuiciada y valorando las diferentes perspectivas que cada uno genere de lo compartido.
Utilizar episodios televisivos o películas que se vean conjuntamente, para dialogar respecto de lo que ocurría, lo que le sucedía a los personajes, lo que yo hubiera hecho en su lugar, lo que considero ventajoso o desfavorable de la manera en que se comportaron los protagonistas, y cualquier otra apertura respecto de estas circunstancias. Aquí, lo primordial es la valoración de los diferentes puntos de vista. De paso, estaremos compartiendo el tiempo de ver el material, y de conocer la visión de cada uno en sus comentarios.
En cualquier conversación que incluya emociones, es un buen recurso de la comunicación el “parafraseo” qué es decir con mis propias palabras lo que estoy entendiendo, para que el otro me confirme o no, si es que estoy comprendiendo correctamente, en este caso, lo que está sintiendo. Una muestra de esta técnica: “Por lo que me dices, entiendo que te sientes molesto porque quedaste al final de la fila, y luego no pudiste elegir el premio, sino que tuviste que tomar el que quedaba, ¿es así?”.
La empatía y el lenguaje no-verbal
Existe una multiplicidad de maneras de trabajar emociones desde lo no verbal, y es de lo mejor para los niños pequeños y aquellos que presentan dificultades en el lenguaje verbal. Es una modalidad que permite integrar una amplitud de edades y condiciones para acercarnos al mundo emocional de todos.
Algunas estrategias que prefiero particularmente son:
Jugar a adivinar gestos que representen diferentes emociones. Sortear para que otro “se ponga en el lugar” de quien expresó la emoción y diga cómo se siente y qué haría si quisiera pasar de esa emoción a otra.
Usar tarjetas o dibujar rostros con expresiones emocionales, y mencionar la emoción que considero que refleja ese rostro, qué situación podría haberla producido, y qué podría hacerse para cambiarla por otra. También puede expresarse cada emoción a través de mímicas, sonidos como onomatopeyas, y que los demás adivinen de qué emoción se trata.
Jugar diciendo una misma frase en diferentes tonos, para marcar el poder de las tonalidades emocionales en la transmisión de la información.
Usar la música como vía para transmitir una emoción, solo oyéndola o acompañada con baile. Cuando se baila, también se estaría apoyando el darse cuenta cómo podría transformar una emoción que no me sirve en una situación en particular, en otra que sí me sirve.
Otra modalidad de la música son las canciones con letras motivadoras que facilitan el saber de que es algo frecuente en los seres humanos –por eso ya hay canciones escritas al respecto–, y suelen tener mensajes agradables para apoyar el equilibrio emocional.
Dibujar y pintar rostros o situaciones que reflejen estados o circunstancias emocionales, generando la apertura para dialogar en relación a lo que está ocurriendo, y lo que transmiten el tipo de trazo y colores utilizados. Para esto es suficiente el uso de la propia percepción, no hace falta considerar interpretaciones gráficas psicológicas.
Transmitir diferentes emociones a través del contacto físico -un tipo de caricia o de postura corporal-, para detectar si estamos siendo claros o si transmitimos lo que no queríamos expresar. Puede ser muy divertido y revelador.
Usar juegos en línea, desarrollados con este propósito específico. Hay sitios web en particular que tienen muy buen material, y jugarlos ¡puede sorprender a los adultos también!3
Trabajar con guías como los que publica Unicef4 en diferentes países, que son gratuitos, de acceso y bajada libre, para identificar emociones a partir de rostros.
Recordemos siempre
Ponerse en el lugar del alguien más es una actitud, que se manifiesta en nuestra manera de vincularnos con otros seres vivos, como los animales y las plantas, y también en nuestra relación con los objetos. Los adultos somos modelos de actitudes más o menos empáticas por cómo hablamos con los demás y de los demás.
La empatía genera una increíble sincronía emocional con el entorno. ¿Comenzamos por casa?
Dra. Marcela Monte
Psicóloga
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