La obesidad es un problema de salud grave en los Estados Unidos. Las consecuencias físicas del exceso de peso son conocidas, pero el impacto en la salud mental y emocional es complejo y se asocia con un mayor riesgo de padecer afecciones de salud mental.
La Dra. Domenica Rubino, del Centro Washington para el Control y la Investigación del Peso en Arlington, Virginia, analiza cómo las actitudes sociales hacia la obesidad, incluido el estigma, pueden conducir al desarrollo de ansiedad, depresión y trastornos del estado de ánimo en pacientes con sobrepeso. Existe una relación bidireccional entre el peso corporal y la depresión. A menudo, el tratamiento de la depresión con ciertos medicamentos puede provocar un aumento de peso, lo que puede alterar la imagen corporal de una persona. La depresión también puede provocar cambios de comportamiento que pueden afectar el peso.
La Dra. Rubino explica que la pérdida de peso puede mejorar la imagen corporal y la autoestima y puede disminuir los síntomas depresivos, pero desde un punto de vista psicosocial, la respuesta a la pérdida de peso puede ser compleja.
Finalmente, la Dra. Rubino explica que los avances en la comprensión de la neurobiología han llevado al desarrollo de muchos medicamentos nuevos dirigidos a áreas del cerebro que regulan el hambre, los antojos y el apetito. Estos medicamentos pueden usarse para tratar la obesidad a largo plazo.
Fuente: Medscape
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