Los padres no alcanzan a imaginar las consecuencias que dejan en sus hijos al separarse. En cifras de matrimonios celebrados, en España el 60 % de ellos se han divorciado; en Estados Unidos, Alemania e Inglaterra lo ha hecho el 50 % y las cifras continuarán elevándose con el paso del tiempo. Más allá del trasfondo –muchas veces violento– que genera una separación, en quien menos se piensa es en los hijos.
En la obra “El inesperado legado del divorcio”, publicada en el año 2000 por Judith Wallerstein, importante figura, escritora y psicóloga estadounidense, se arrojaban las siguientes cifras, que en aquel momento fueron contundentes. Las conclusiones determinadas acerca de los hijos de divorciados, fueron alarmantes. El 25 % de los niños no había terminado el preescolar o colegio, lo que hacía más crítico el desarrollo del infante. El 60 % de hijos de separados, había tenido que entrar en tratamiento psicológico debido a las secuelas del hecho. Antes de cumplir 15 años, el 50 % ya había tenido problemas con el alcohol y las drogas debido a su interferencia en el ámbito emocional.
Además, el 65 % tenía relaciones conflictivas con el padre, sumando que solo el 5 % había recibido asistencia económica importante por parte del mismo. Al cumplir los 30 años los hijos, solo casi el 30 % había podido casarse, a consecuencia de la imagen con la que crecieron. Por si fuera poco, del total de hijos (ya adultos) casados, el 50 % había decidido divorciarse y legar lo mismo a sus hijos. En estos datos, aunque la psicóloga aclaró que se denotaban variables, eran más las constantes que se evidenciaban. Nada alentador para una sociedad que cada vez creía menos en el compromiso.
¿Cómo reaccionan los niños con la separación de los padres?
La psicóloga y terapeuta familiar, Jennifer McIntosh, determinó que el 60 % de niños menores de dos años presentará “problemas de relación”. Esto, debido a la inestabilidad de hogar temporal a la que son sometidos cuando los padres rotan el cuidado y atención en el hogar. A largo plazo, los hijos presentarán “niveles alarmantes de inseguridad emocional”, además de tener incapacidad de “regular emociones fuertes”. Alternar residencias generará un desorden de las necesidades primarias que pueden afectar incluso habilidades motoras y de coordinación en el niño.
Para el doctor José Antonio García Higuera, psicólogo consultante en el Centro de Psicología Clínica y Psicoterapia de Madrid, España; se presentan diferentes efectos a nivel emocional y social en los hijos de padres divorciados. Entre ellos podemos encontrar:
Bajo rendimiento académico.
Dificultades a la hora de socializar con su entorno.
Trastornos como depresión, miedo, ansiedad, etc.
Problemas de conducta.
Además de los efectos mencionados anteriormente, dependiendo de la edad del hijo, se presentarán diferentes comportamientos a raíz de la separación:
Entre 2 y 6 años de edad:
Creen que son culpables de la separación por no haber terminado sus alimentos o por no cumplir con sus labores escolares. Su capacidad imaginativa los lleva a tomar una responsabilidad muy imaginativa.
Piensan que se van a quedar solos y/o los van a abandonar. En esta etapa de sus vidas, sus padres representan el universo completo y creen que si sus padres ya no están juntos, se olvidaran de el/la niño/a.
Entre 7 y 13 años, la más difícil según los psicólogos:
Son conscientes de que existe un problema porque lo sienten pero no sabe cómo y qué hacer con esa sensación.
Piensan que sus padres pueden volver a estar juntos y con diferentes tipos de actos, presionan a sus padres a que lo intenten. En ocasiones, estos actos genera un sentimiento de fracaso y llevan a otros problemas a los padres.
Durante la adolescencia:
Experimentan miedo, soledad, depresión y culpa por la situación.
Proyectan esta situación en sus propias vidas; piensan que también fracasarán en sus relaciones como sucedió con sus padres.
¿Cómo ayudar a sus hijos en el proceso de divorcio?
Muchos niños y adolescentes sienten perder al tipo de familia que habían imaginado en algún momento. Durante o después de esa sensación, los invade el sentimiento de pena por extrañar a su progenitor y todos los momentos que pasaron juntos bajo el mismo techo.
Con el tiempo, los padres terminarán aceptando y adaptándose a la nueva situación, y entenderán que deben estar tranquilos y conformes con la decisión que ambos han tomado.
Estas son algunas formas de ayudar a su hijo a superar el disgusto provocado por el divorcio:
Fomente la sinceridad y la comunicación: los niños necesitan saber que sus sentimientos son importantes y que ambos se los tomarán en serio.
Legitime sus sentimientos: conocer los sentimientos y las sensaciones de su hijo le dará un parte de tranquilidad. Es importante siempre darle ánimo para que exprese todo lo que siente. También permita que el niño sepa que está bien estar contento, aliviado o emocionado sobre el futuro.
Mantenga los detalles de la separación bajo control: procure que cuando esté hablando del tema con sus allegados, proteja su intimidad y evite que sus hijos estén presentes. Siempre maneje una relación tranquila, respetuosa y civilizada con su expareja, sobre todo cuando interactúen delante de su hijo.
Busque ayuda: el apoyo es muy valioso durante este momento. Intente relacionarse con personas que hayan superado esta situación, busque información en internet, ayuda con su médico o terapeuta, o incluso un grupo de apoyo. El hecho de buscar ayuda para usted, le permitirá sentar un buen ejemplo para su hijo sobre cómo adaptarse de forma saludable a los cambios importantes.
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