Esto debes hacer si tienes un familiar que padece una enfermedad mental

el periódico de la psicología – 18/05/2024 Barcelona

Cuidar de un familiar enfermo resulta laborioso, más aún si se trata de un paciente psiquiátrico. Es decir, que padece algún tipo de enfermedad mental. Esto demanda de los familiares una gran inversión emocional para mantenerse estables, sobre todo de los más cercanos. Y, especiales cuidados para lograr la adherencia al tratamiento, la seguridad y la calidad de vida que merece el paciente.

Es muy común que la dinámica familiar se vea perturbada si uno de sus miembros es afectado por alguna enfermedad psiquiátrica”.

El trastorno o enfermedad mental se refiere a una alteración que abarca lo emocional en el estado de ánimo. Bien sea hacia la depresión y decaimiento o hacia la euforia y exaltación; alternando estos episodios, sin que se correspondan con hechos de la realidad. Del mismo modo, las habilidades cognitivas, el curso del pensamiento lógico y el lenguaje; también se verán afectados.

La percepción puede estar alterada, pues dependiendo de la gravedad y tipo de trastorno pueden aparecer alucinaciones, delirios, compulsiones y otros síntomas. En resumen, la persona pierde contacto con la realidad y su conducta es errática.

En general, el paciente tiene alterada su capacidad de adaptación, deja de encajar en su entorno familiar, social, laboral o educativo. Y, de no recibir el tratamiento correcto, su deterioro será progresivo e inevitable si los familiares cercanos no se involucran y colaboran ayudando al paciente para tener un adecuado manejo de su padecimiento.

Como en cualquier otra enfermedad el tratamiento adecuado y oportuno es fundamental para lograr la recuperación del paciente e incluso salvarle la vida. Pues, muchas personas depresivas, que no recibieron el apoyo apropiado y a tiempo, recurren al suicidio como vía de escape a su martirio.

¿Qué hacer entonces?
Ante este panorama, difícil y desalentador, ¿Cómo podemos ayudar a nuestro familiar? ¿Cuál es nuestro rol cuando un pariente cercano es diagnosticado con algún tipo de enfermedad mental? ¿Qué hacer si presumimos que tiene alguna afectación, pero no está diagnosticado y por ende no está medicado? ¿De qué manera colaboramos?

Lo primero, es manejar nuestras propias creencias y estigmas con respecto a las enfermedades mentales. Son más comunes de lo que pensamos. Según la Organización Mundial de la Salud, el 20 % de los niños o adolescentes padecen de alguna discapacidad mental. Así mismo, 1 de cada 4 personas en algún momento de su vida tendrá algún trastorno. La depresión es una de las más frecuentes.

La estigmatización en torno a la enfermedad mental muchas veces se genera por la creencia errónea de que esta enfermedad una vez que aparece no es curable. Que las personas que la padecen no pueden controlarse ni llegar a ser autosuficientes ni a tomar decisiones. Lo cual, genera rechazo o aislamiento del paciente. Muchas veces lo privan de la atención médica y el tratamiento debido. Los familiares caen también en desesperanza. Pues piensan, si no es curable, ¿para qué insistir?

Por eso ante la sospecha de algún trastorno, si algún familiar tiene conductas atípicas, alteraciones inesperadas en su estado de ánimo o verbaliza incoherencias; no evadas la situación ¡actúa de inmediato!

De las primeras cosas que puedes hacer:
Hazle preguntas básicas y no emitas juicios ni trates de disuadirlo, ni de hacerle entrar en razón. Limítate a escucharle y a recabar información de los primeros síntomas.
Evita discutir sobre las cosas absurdas o ilógicas que refiera. Escucha…
Mantén la calma. Utiliza actividades distractoras como escuchar música, ver una película, un juego de mesa, algo que sea de preferencia del paciente. Mantenlo dentro de casa.
Actúa con premura y solicita ayuda de un profesional (médico psiquiatra), quien te dará instrucciones sobre cómo abordar a tu familiar para llevarlo a su consulta.
Revisa tu sistema de creencias. Si tienes prejuicios en torno a la enfermedad mental solicita ayuda para ti, la necesitarás para poder ayudar a tu familiar.
Toma conciencia de sentimientos como vergüenza, culpa o negación, pues no contribuyen a la recuperación del paciente.
Asume con la seriedad del caso, pero sin dramatizar la situación. No es ocasión para banalizar, se trata de algo delicado que requiere atención y rigurosidad en el tratamiento.
Evita agobiar al paciente dando ánimos o motivandolo acerca de que podrá salir de esa situación con voluntad y por cuenta propia.
La familia en su conjunto puede ayudar, tener efecto terapéutico, proporcionando un clima familiar estable y armónico. Que acoge y acepta al enfermo sin juzgar ni presionar innecesariamente.
Todos deben esforzarse. Un clima de aceptación y de buenas relaciones previenen recaídas en el paciente.
Dar apoyo al paciente y acompañarlo en su proceso, con énfasis en cuestiones prácticas de su cotidianidad, favorece su readaptación social y su reinserción laboral o educativa según sea el caso.
Evita la crítica, la actitud indiferente o la excesiva implicación con el paciente, preocupación y sobreprotección emocional.
Es muy importante que el grupo familiar, todos en conjunto, obtengan ayuda especializada, la cual debe comenzar con información sobre el tipo de trastorno. De esta manera podrán sensibilizarse en relación con el padecimiento. Y, si se presenta en personas mayores, se hace indispensable para entender el adulto mayor y sus cuidados.

Tú puedes ser la diferencia entre un paciente altamente funcional y responsable con su tratamiento, o un paciente con recaídas y disfuncional. Bríndale confianza, involúcrate. Sé un ancla de seguridad para tu pariente. En un ambiente de confianza y aceptación encontrará sus propias estrategias de afrontamiento y, lo más importante, asumirá y aceptará su trastorno con responsabilidad.

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