El Periódico de la Psicología. martes, 16.09.2025. Barcelona. revisado por el equipo de redacción. www.elperiodicodelapsicologia.info
La autoestima no es un rasgo fijo ni una etiqueta: es una relación íntima, continua y cambiante que mantenemos con nosotros mismos.
A lo largo de la vida, todos atravesamos momentos en los que nos sentimos valiosos y capaces, y otros en los que nos juzgamos con dureza, nos comparamos, o incluso nos sentimos “insuficientes”.
Comprender qué es la autoestima —cómo se forma y cómo se puede sanar— es esencial para vivir con mayor bienestar emocional, confianza y conexión interior.
¿Qué es la autoestima?
La autoestima es la percepción, valoración y sentimiento que tenemos sobre quiénes somos. Implica cómo nos vemos, cómo nos tratamos y qué creemos que merecemos.
Según la psicología humanista, especialmente desde Carl Rogers, la autoestima saludable surge cuando hay una congruencia entre nuestra experiencia interna y nuestra autoimagen. Es decir, cuando podemos ser nosotros mismos sin miedo a dejar de ser queridos.
Autoestima alta vs. autoestima baja
Autoestima alta o saludable:
No significa creerse superior, sino tener una valoración realista de uno mismo.
Quien tiene una autoestima saludable suele:
Reconocer sus virtudes y limitaciones sin autoengañarse.
Aceptar los errores como oportunidades de aprendizaje.
Ponerse límites sanos y respetarse.
Sentirse merecedor de amor, cuidado y oportunidades.
Autoestima baja:
No siempre se nota externamente. A veces se oculta bajo una sonrisa, un perfeccionismo rígido o un constante deseo de agradar.
Suele manifestarse como:
Autocrítica constante e implacable.
Sentimiento de no ser suficiente o no merecer afecto.
Miedo al rechazo o al fracaso.
Dificultad para decir que no o expresar necesidades.
¿Cómo se forma la autoestima?
La autoestima no nace, se construye. Se forma desde la infancia a partir de:
El vínculo con las figuras de apego (padres, cuidadores): si nos sintieron, nos validaron y nos amaron tal como éramos, la base es más sólida.
La experiencia escolar y social: burlas, rechazos, exigencias extremas o etiquetas dañinas pueden marcar profundamente.
Los mensajes culturales y familiares: creencias como “tienes que ser perfecto”, “los niños no lloran”, “si no logras cosas no vales” impactan directamente en la percepción de uno mismo.
La propia narrativa interna, que se va reforzando con los años.
Pero lo más importante es esto: la autoestima puede transformarse en cualquier momento de la vida. No está sellada. Siempre estamos a tiempo de comenzar a hablarnos de otra manera.
El espejo emocional: cómo se manifiesta la autoestima en la vida cotidiana
“Cada vez que cometo un error, me repito que soy un desastre. Aunque logre cosas, siento que no es suficiente.”
— Laura, 34 años
“Evito probar cosas nuevas porque tengo miedo de hacer el ridículo. Me cuesta confiar en mis capacidades.”
— Martín, 28 años
“En el fondo, no me siento digno de ser amado. Siempre creo que me van a abandonar.”
— Paula, 41 años
Estas voces internas reflejan heridas de la autoestima. Y lo más duro es que muchas veces, no las cuestionamos: creemos que esa crítica interna somos “nosotros mismos”. Pero no lo es. Es un aprendizaje emocional que puede desaprenderse.
¿Qué dice la ciencia sobre la autoestima?
La autoestima baja está asociada con mayores niveles de ansiedad, depresión, evitación social y trastornos alimentarios (Orth & Robins, 2014).
Una autoestima estable y positiva actúa como factor protector frente a situaciones de estrés y adversidad (APA, 2021).
El trabajo psicoterapéutico que incluye el autoconocimiento, la reestructuración cognitiva y el autocuidado emocional ha demostrado aumentar significativamente los niveles de autoestima en personas con trastornos emocionales (Johnson et al., 2020).
¿Cómo trabajar y fortalecer la autoestima?
Te propongo algunas prácticas basadas en la evidencia y en la experiencia terapéutica:
Haz consciente tu diálogo interno.
Anota frases que sueles decirte cuando fallas, cuando te miras al espejo o cuando te comparas. ¿Son crueles? ¿Dirías eso a alguien que amas?
Reemplaza la crítica con una voz compasiva. Ejemplo:
De “Nunca hago nada bien” … “Estoy aprendiendo, y merezco paciencia”.
Escritura terapéutica: la voz que cura.
Prueba este ejercicio:
«Carta a mi yo herido»
Escribe una carta a ese niño o adolescente interior que fue juzgado o no comprendido. Habla desde tu yo adulto, con ternura. Valida su dolor, su lucha, su valor.
Este tipo de ejercicios activan la empatía interna y ayudan a reparar vínculos emocionales internos desde la escritura (Pennebaker & Smyth, 2016).
Práctica del espejo con afirmaciones positivas.
Mírate al espejo cada mañana y di en voz alta frases como:
“Soy suficiente tal como soy.”
“Mi valor no depende de mi productividad.”
“Me permito ser imperfecto y aún así digno de amor.”
La repetición consciente genera nuevas redes neuronales asociadas al reconocimiento y la autoaceptación (Neurociencia afectiva, Cozolino, 2015).
Rodéate de vínculos que nutren
Identifica quién te trata con respeto, quién valida tus emociones, quién te permite ser tú mismo sin máscaras.
La autoestima también se alimenta del reflejo compasivo de los otros.
Incluye prácticas de conexión interna.
Mindfulness, meditación, terapia corporal, arte y escritura son herramientas que nos conectan con el ser, más allá del hacer.
Autoestima no es ego. Es autorrespeto.
Construir autoestima no significa inflar el ego ni buscar perfección. Significa reconectar con nuestra dignidad.
Aprender a tratarnos como trataríamos a un ser querido que ha sufrido, que lo ha intentado, que ha caído y se ha levantado mil veces.
Significa darnos el derecho a ser humanos, con todo lo que eso implica: luces y sombras, virtudes y heridas, errores y aprendizajes.
Para reflexionar…
¿Te hablas con la misma compasión con la que hablas a tus amigos?
¿Qué necesitas perdonarte para comenzar a mirarte con más ternura?
¿Cómo puedes empezar hoy a construir una relación más cariñosa contigo?
La autoestima no se impone ni se compra. Se cultiva, se acompaña, se reconstruye. Y aunque no siempre es un camino fácil, es posible. Paso a paso, palabra a palabra, gesto a gesto.
Porque sanar la relación con uno mismo es uno de los actos más revolucionarios, amorosos y transformadores que podemos hacer por nuestra salud mental… y por nuestra vida.
Por: Joan R. Miret
joan@elperiodicodelapsicologia.info
El Periódico de la Psicología www.elperiodicodelapsicologia.info info@elperiodicodelapsicologia.info ISSN 2696-0850 medio de comunicación especializado Teléfono: +34 675763503 Humanistas Barcelona