El Periódico de la Psicología. 26.10.2025. Barcelona. www.elperiodicodelapsicologia.info Teléfono: +34 675763503
Cada vez más personas se preguntan si lo que sienten es “normal” o si están atravesando algo más serio.
Ansiedad, cansancio emocional, insomnio, apatía o irritabilidad pueden ser síntomas pasajeros… o señales de un trastorno mental que requiere atención profesional. La clave está en saber escuchar lo que ocurre dentro de nosotros, sin miedo ni prejuicios.
Los especialistas coinciden: la sociedad actual habla más de salud mental, pero también vive más presionada. El ritmo acelerado, la hiperconectividad y las exigencias de éxito generan un caldo de cultivo para el malestar psicológico.
Sin embargo, no todo sufrimiento es enfermedad. El ser humano, por naturaleza, atraviesa altibajos emocionales. Lo preocupante aparece cuando ese malestar persiste en el tiempo y altera la vida cotidiana.
“La diferencia entre un mal momento y un trastorno está en la duración, la intensidad y el impacto en la funcionalidad de la persona”, explica la psicóloga clínica Laura Méndez. “Cuando deja de ser un episodio pasajero y comienza a condicionar la vida, es momento de pedir ayuda”.
Señales que no debemos ignorar.
Detectar que algo no anda bien no requiere un diagnóstico médico inmediato, pero sí atención y autoconciencia.
Entre los signos de alerta más comunes, los profesionales señalan:
Cambios notorios en el sueño o el apetito.
Sensación persistente de tristeza, vacío o irritabilidad.
Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
Aislamiento social o desinterés por lo que antes generaba placer.
Pensamientos negativos recurrentes o ideas autodestructivas.
Conductas impulsivas, agresivas o repetitivas.
Estas señales no significan automáticamente que exista un trastorno, pero invitan a detenerse y reflexionar. Escuchar el cuerpo y las emociones es el primer paso hacia el equilibrio.
Autodiagnóstico: un riesgo cada vez más frecuente.
En tiempos de redes sociales y exceso de información, muchas personas se identifican con etiquetas psicológicas: “tengo ansiedad”, “soy bipolar”, “tengo TDAH”.
Los expertos advierten que el autodiagnóstico puede confundir y generar más angustia.
Cada mente es única, y sólo una evaluación profesional puede determinar si hay un trastorno clínico o simplemente una etapa emocional difícil.
“La autoobservación es positiva, pero no sustituye al diagnóstico. Lo importante es comprender, no etiquetar”, sostienen desde la Asociación Española de Psicología Humanista.
Buscar ayuda: un acto de valentía
Pedir ayuda psicológica aún arrastra ciertos prejuicios, pero los tiempos están cambiando.
Acudir a un psicólogo o psiquiatra no significa estar “loco”, sino ocuparse del bienestar emocional con la misma naturalidad con la que acudimos al médico por un dolor físico.
La atención temprana puede prevenir trastornos graves y facilitar una recuperación más rápida.
Comprender antes que juzgar
Desde una mirada humanista, el objetivo no es diagnosticar personas, sino comprender sus historias. Detrás de cada síntoma hay un contexto: una pérdida, un exceso de exigencia, una falta de conexión o una necesidad no escuchada.
La comprensión compasiva —de uno mismo y de los demás— es el punto de partida para la sanación.
Escuchar, no temer
Detectar que algo no va bien no debe verse como una derrota, sino como una oportunidad de cuidado y crecimiento.
La salud mental no se mide por la ausencia de dolor, sino por la capacidad de reconocerlo, nombrarlo y buscar ayuda a tiempo.
En palabras del psicólogo Carl Rogers, uno de los padres del humanismo:
“Lo curioso es que cuando me acepto tal como soy, entonces puedo cambiar”.
EPP. info@elperiodicodelapsicologia.info ISSN 2696-0850 medio de comunicación especializado y humanista