¿Existe tratamiento para la enfermedad de Alzheimer?

Hasta la actualidad, los tratamientos para la enfermedad de Alzheimer han sido de tipo paliativo, no curativo.
Esta realidad podría verse modificada a medio plazo. Actualmente, hay más de 100 fármacos en investigación para el tratamiento del Alzheimer, de algunos de los cuales vamos teniendo noticias esperanzadoras. Es el caso de lo que se desprende de los resultados de un estudio en fase III del fármaco Lecanemab han determinado que ralentiza el deterioro cognitivo y funcional de personas en fases iniciales de la enfermedad de Alzheimer en un 27%. Todavía deberemos esperar para la comercialización de Lecanemab en Europa. Este fármaco promovido por las compañías farmacéuticas Biogen y Eisai, recibió la aprobación por la FDA, el organismo regulador del medicamento en Estados Unidos, a principios de 2023.

Este hecho podría representar un gran avance en la investigación sobre la enfermedad de Alzheimer, ya que sería el primer fármaco que consigue modificar el curso de la enfermedad.

En este artículo te explicamos los principales fármacos que se utilizan actualmente en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer.

¿Para qué sirven los tratamientos farmacológicos existentes?
Cuando se diagnostica la enfermedad de Alzheimer, el especialista puede optar entre varios tratamientos farmacológicos. Aunque estos fármacos no modifican el curso neurobiológico de la enfermedad, ayudan a paliar algunos síntomas, disminuyendo su intensidad y contribuyendo a una mayor calidad de vida de pacientes y familiares. Su efectividad, no obstante, va disminuyendo con la progresión de la enfermedad.

De forma complementaria al tratamiento farmacológico existen también las llamadas terapias no farmacológicas, como los programas de estimulación cognitiva. Pueden realizarse de manera individualizada o en grupo, especialmente cuando la enfermedad aún no ha llegado a sus fases más avanzadas.

¿Qué tipo de medicamentos se utilizan en el tratamiento del Alzheimer?
Los medicamentos que se prescriben para mitigar los síntomas del Alzheimer son los siguientes:

Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Memantina
Fármacos para el control de algunas alteraciones conductuales
1. Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Diversos estudios indican que los inhibidores de la acetilcolinesterasa retrasan la degradación de la acetilcolina, un neurotransmisor implicado en los procesos de la memoria y el aprendizaje. Suelen indicarse en fases de leve a moderadamente graves de la enfermedad de Alzheimer. Su acción permite potenciar temporalmente algunas funciones cognitivas, como la memoria y la atención, así como cierto control de determinados síntomas conductuales.

Los resultados clínicos y de investigación indican que estos medicamentos influyen también en las actividades de la vida diaria, favoreciendo la autonomía de las personas con Alzheimer.

Los medicamentos incluidos en este grupo son el donepezilo, la galantamina y la rivastigmina. Los tres funcionan de manera parecida, pero dependiendo de las características de cada paciente, el neurólogo optará por uno u otro y hará el seguimiento de su eficacia y tolerancia que, en general, es buena. Hay que informar al médico de posibles efectos secundarios para su valoración y, si fuera necesario, modificar la dosis o, valorar un tratamiento alternativo, o suspenderlo.

2. Memantina
La memantina no suele prescribirse antes de fases moderadas de la enfermedad. Se ha mostrado eficaz a nivel cognitivo, en el funcionamiento global y en el desempeño en las actividades de la vida diaria. En este caso, la acción farmacológica está relacionada con la acción de otro neurotransmisor, el glutamato, que también está implicado en algunas funciones cognitivas.

3. Fármacos para el control de alteraciones conductuales
En determinados momentos de la evolución de la enfermedad, el neurólogo puede considerar necesario prescribir, temporalmente, además del tratamiento de base, algún fármaco para el control de algunas alteraciones afectivas (depresión, ansiedad), conductuales (agitación, agresividad, alucinaciones o delirios) o los problemas de sueño.

Ante determinadas alteraciones conductuales, los fármacos de elección suelen ser los denominados antipsicóticos, siendo la quetiapina y la risperidona los más utilizados. La dosis y duración dependerá de la gravedad de los síntomas y siempre deberá seguirse estrictamente la pauta médica.

Cuando los síntomas predominantes son de tipo afectivo, pueden estar indicados los fármacos antidepresivos, como el citalopram, la sertralina o la trazodona. En general, no se recomienda el uso de ansiolíticos o sedantes de la familia de las benzodiacepinas (como el Orfidal©, el Tranxillium© o el Diazepam), puesto que pueden agravar la desorientación, generan dependencia y, a largo plazo, se asocian a mayor riesgo de deterioro cognitivo pero, en cualquier caso, será el médico de referencia quien valorará cuál es el fármaco más oportuno en cada caso.

Medicamentos específicos para el tratamiento del Alz

Nombre

Fases de la enfermedad de Alzheimer

Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Donepezilo

Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Galantamina

Inhibidores de la acetilcolinesterasa
Rivastigmina

De leve a grave
Memantina
Memantina
De moderado a grave

¿El Alzheimer se puede prevenir?
Por ahora, no contamos con ninguna prueba concluyente que nos indique que existe un medicamento, un elemento nutricional o un procedimiento cognitivo que evite el riesgo de padecer Alzheimer.

No obstante, en los últimos años, hay cada vez mayor evidencia científica de que aquello que es bueno para el corazón, también lo es para el cerebro. Es importante, pues, prevenir los factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia…) y seguir unos hábitos de vida saludables basados en cuatro pilares fundamentales:
ejercicio físico moderado y regular, una dieta sana y equilibrada,
mantener la mente activa, cultivar las relaciones sociales.

¡Cuidado con las curas “milagrosas” y las falsas promesas para tratar el Alzheimer!
Como sucede con otras enfermedades, a medida que crece la preocupación social por la amenaza que supone el Alzheimer, se tiende a buscar formas de prevenirlo y de reforzar nuestra salud cerebral, pero hay quien ve una oportunidad para obtener ganancias económicas vendiendo falsas esperanzas.

Estas formas de pseudomedicina, falsas promesas o curas “milagrosas”, se suelen presentar bajo una apariencia científica, pero carece del necesario rigor. A menudo son promovidas por profesionales médicos certificados pero de ética dudosa y con intereses económicos vinculados al producto o terapia en cuestión. Frecuentemente, tales terapias están basadas en supuestos orígenes de la enfermedad no confirmados científicamente y los tratamientos ofrecidos pueden no solo no ser efectivos, sino que incluso pueden ser perjudiciales. Es habitual que se valgan de declaraciones de testimonios individuales como si fueran pruebas científicas. Pero, a pesar de todo ello, a veces logran tener una gran penetración en el mercado gracias a la inversión en publicidad engañosa, pudiendo llegar a suponer un importante gasto para quien cae en sus redes, para nada.

Actualmente, decenas de investigaciones científicas alrededor de todo el mundo buscan tratamientos efectivos para la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, hasta ahora ningún tratamiento ha demostrado que pueda revertir el avance de la enfermedad.

Es aconsejable dudar de productos “milagrosos” presentados como cura para el Alzheimer y comercializados por empresas que solo buscan el beneficio económico, aprovechándose de la vulnerabilidad y la preocupación de las personas afectadas y sus familias.

Antes de adquirir cualquier producto sin receta médica o seguir cualquier terapia alternativa, es recomendable consultar con el médico de referencia.
Fuente: Fundació Pascual Maragall

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