Imagínate empezar a tocar un instrumento.
Y luego imagínate que eres tan cabezota con todo…
que practicando y practicando y practicando, se te acaba dando realmente bien.
Y cuanto mejor se te da, menos lo disfrutas.
Sí, así de triste.
Porque tu obsesión por mejorar y llegar a un nivel de dominio que deseas hace que se te olvide disfrutar de lo que estás haciendo ahí.
Esto nos lo contaba el otro día una persona del grupo en el programa CIMA.
Como había llegado a ser realmente bueno tocando la guitarra eléctrica, pero a costa de no disfrutarlo más.
Y durante estas semanas de cambio personal se hacía esta pregunta:
«¿Por qué no disfrutar simplemente del instrumento?»
¿Por qué no disfrutar de todo lo que había conseguido ya?
Dominar la tensión entre el deseo por alcanzar una meta y la calma para disfrutar del camino.
Esa es una de las claves del trabajo y de la vida.
Y por supuesto, te ayudamos a encontrarla aquí
Carlos Cenalmor
Psiquiatra
www.carloscenalmor.com
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