La salud mental: un derecho humano, una necesidad urgente

El Periódico de la Psicología. Barcelona. martes 16.09.2025. Tel. +34 675763503

En un mundo que avanza a un ritmo vertiginoso, donde el estrés, la incertidumbre y la sobrecarga emocional se han vuelto parte del paisaje cotidiano, hablar de salud mental ya no es un lujo ni un tabú: es una necesidad urgente. Es hora de dejar atrás el estigma, el silencio y la indiferencia, y comenzar a mirar la salud mental como lo que realmente es: una parte esencial, irrenunciable e inseparable de nuestra salud global.

¿Qué entendemos por salud mental?
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022) define la salud mental como “un estado de bienestar en el que una persona es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, trabajar de forma productiva y contribuir a su comunidad.”
Este concepto integral nos invita a ir más allá del reduccionismo médico o del etiquetado de trastornos. La salud mental no es solo la ausencia de enfermedad: es la presencia de bienestar emocional, psicológico, social y espiritual. Es poder experimentar la vida con sentido, esperanza y conexión.
El peso invisible del sufrimiento emocional

Según el Informe Mundial de Salud Mental de la OMS (2022), más de 1.000 millones de personas en el mundo viven con algún trastorno mental, siendo la ansiedad y la depresión los más comunes. A pesar de ello, cerca del 70% no recibe tratamiento adecuado, especialmente en países de ingresos bajos.

Un estudio publicado en The Lancet Psychiatry (2021) reveló que los trastornos de salud mental aumentaron un 25% tras la pandemia de COVID-19, generando una crisis silenciosa que afecta tanto a niños como adultos, trabajadores, estudiantes y personas mayores.

La carga económica global de los trastornos mentales se estima en más de 2.5 billones de dólares al año (World Economic Forum), no solo por el coste de los tratamientos, sino también por el ausentismo laboral, la pérdida de productividad y el sufrimiento humano no abordado.

Testimonios reales: voces desde el silencio
“Durante años sufrí ansiedad sin saberlo. Creía que era normal vivir con miedo constante, con el pecho apretado todo el día. Solo cuando me animé a pedir ayuda, descubrí que no estaba solo y que tenía derecho a estar bien.”
— Carlos, 36 años
“Fui diagnosticada con depresión postparto y me sentí una madre fracasada. Me costó aceptar que necesitaba ayuda. Hoy, gracias a la psicoterapia, no solo me recuperé, sino que aprendí a ser más compasiva conmigo misma.”
— Andrea, 29 años
“No sabía cómo hablar de mi salud mental en casa. Sentía que si lo decía, pensarían que estaba loco. Pero un amigo me escuchó sin juzgarme, y eso cambió mi vida. El primer paso fue sentirme comprendido.”
— Samuel, 22 años

Estos testimonios nos recuerdan que detrás de cada estadística hay una historia humana. Y que muchas veces, lo que salva una vida no es una gran solución médica, sino la escucha empática, el acompañamiento profesional y la presencia amorosa de otro ser humano.

Cuidar la salud mental es cuidar la vida
La ciencia ha demostrado que cuidar la salud mental mejora no solo el bienestar emocional, sino también la salud física, la calidad de las relaciones y la longevidad.
Un meta-análisis publicado en Psychological Bulletin (2023) concluyó que las personas con buena salud mental viven, en promedio, 7 a 10 años más que aquellas que sufren trastornos emocionales graves sin tratamiento.
La salud mental está directamente relacionada con el sistema inmunológico, la salud cardiovascular y la prevención de enfermedades crónicas (Harvard Medical School, 2021).
Además, las prácticas de autocuidado emocional como la meditación, la escritura terapéutica o el ejercicio físico moderado se han mostrado efectivas para reducir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y prevenir recaídas.

¿Y si cambiamos la mirada?
Hablar de salud mental no es hablar de “locura”. Es hablar de humanidad, de heridas invisibles que todos, en algún momento, podemos experimentar. Es comprender que el dolor emocional no debe ser negado ni callado, sino escuchado, validado y acompañado.
Necesitamos una mirada humanista que reconozca a la persona en su totalidad, más allá de diagnósticos o síntomas. Que entienda el sufrimiento como una respuesta legítima a experiencias difíciles, y la recuperación como un proceso único que requiere tiempo, contención y sentido.

Una llamada colectiva: construir una sociedad que cuide
Hoy más que nunca, el cuidado de la salud mental no puede ser responsabilidad exclusiva del individuo. Requiere un compromiso colectivo: desde las políticas públicas hasta las escuelas, desde los espacios laborales hasta los hogares.
Necesitamos:
Acceso universal a servicios de salud mental, gratuitos o asequibles.
Formación emocional en las escuelas, para prevenir desde la infancia.
Apoyo a profesionales de la salud que también cargan con emociones difíciles.
Campañas que erradiquen el estigma y fomenten la cultura del autocuidado y la prevención.

Reflexiones para la vida diaria
¿Cómo te hablas cuando te sientes mal?
¿Sabes pedir ayuda cuando lo necesitas?
¿Estás presente cuando alguien a tu alrededor sufre?

A veces, la salud mental comienza con gestos sencillos: una palabra amable, una pausa, una respiración, una escucha profunda, una hoja en blanco para escribir lo que no podemos decir en voz alta.

Cuidar la salud mental es cuidar la humanidad. La tuya, la mía, la nuestra. Es tender un puente entre el dolor y la esperanza. Es recordar que la vulnerabilidad no es debilidad, sino una puerta a la conexión y al crecimiento.
Y que no estamos solos. Que podemos acompañarnos. Que todavía estamos a tiempo de construir un mundo donde estar bien no sea una excepción, sino una posibilidad real para todos.

El Periódico de la Psicología www.elperiodicodelapsicologia.info medio de comunicación especializado ISSN 2696-0850

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