Antes de acudir a un Psicólogo debe de tener claro si hay un evento desencadenante (cambio de domicilio, un divorcio o una separación, el abandono de los hijos de la casa…etc.) o si, por el contrario, aparentemente no parece tener que ver con un ámbito en concreto.
En cualquiera de las situaciones, estas son las señales de alerta:
Dificultad en las tareas de la vida diarias. No poder desarrollar actividades que antes hacíamos con normalidad suele ser uno de los primeros síntomas en aparecer.
Cambios bruscos en el estado de ánimo. Tener un carácter especialmente irritable, estar siempre de mal humor o pasar de la risa al llanto de manera muy rápida, son señales de que algo no va bien.
Problemas en las relaciones personales. Cuando existe algún problema en nuestro bienestar emocional es normal que las relaciones personales se vean afectadas, ya sea porque la sensación de apatía nos impedirá querer realizar planes sociales o porque no seremos capaces de disfrutar de ellos tanto como antes.
Alteración del sueño y la alimentación. Esta es una de las áreas que más afectadas suelen estar y uno de los indicadores de que hay algo que falla.
Con respecto a la alimentación, suele ser una de las principales estrategias para canalizar las emociones.
La aparición de señales físicas. La salud física y mental van de la mano, de tal forma que la afectación de una de ellas tendrá repercusión en la otra.
Fuente: EFE
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