Tocar un instrumento musical se asocia con una mejor memoria de trabajo y función ejecutiva, y cantar en grupo se asocia con una mejor función ejecutiva, mostraron los resultados de un nuevo estudio.
METODOLOGÍA:
Este fue un estudio anidado dentro de PROTECT-UK, un estudio de cohorte longitudinal diseñado para examinar el envejecimiento y la salud del cerebro. Los participantes completaron tres pruebas de memoria de trabajo y una de función ejecutiva hasta tres veces al año entre 2019 y 2022.
Un grupo de 1107 participantes (83% mujeres; edad media 68 años) completaron el Cuestionario de Experiencia Musical de Edimburgo, que planteaba preguntas sobre tocar instrumentos musicales, cantar, escuchar música y la capacidad musical autoinformada.
Los participantes se dividieron en dos grupos, a saber, los que informaron cantar o tocar un instrumento musical (89%) o no (11%), y se compararon.
LLEVAR:
Los participantes que informaron tocar un instrumento musical obtuvieron resultados significativamente mejores en la memoria de trabajo ( p < 0,0001) y en las tareas de función ejecutiva ( p < 0,0005) que aquellos que no tocaron ningún instrumento.
El efecto sobre la memoria de trabajo fue mayor en aquellos que informaron tocar el teclado ( p < 0,0001), mientras que aquellos que tocaron un instrumento de viento de madera ( p < 0,04) y/o cantaron ( p < 0,014) mostraron un rendimiento significativamente mejor en la tarea de la función ejecutiva.
Casi el 90% de la muestra tenía experiencia tocando un instrumento musical, y el 44% lo toca actualmente. La mayoría de los participantes informaron tocar uno (28%) o dos (23%) instrumentos.
EN LA PRÁCTICA:
Los autores concluyeron que las intervenciones de salud pública podrían promover la reducción del riesgo de demencia incorporando música en la programación. Existe evidencia considerable del beneficio de las actividades de grupos musicales para personas con demencia, y este enfoque podría extenderse como parte de un envejecimiento saludable para adultos mayores sanos para permitirles reducir proactivamente su riesgo y promover la salud cerebral.
FUENTE:
Gaia Vetere, MD, de la Universidad de Exeter en Exeter, Inglaterra, dirigió el estudio, que se publicó en línea el 28 de enero de 2024 en el International Journal of Geriatric Psychiatry .
LIMITACIONES:
Los datos fueron informados por los propios participantes, por lo que pueden estar sujetos a sesgos, y el tamaño del grupo de comparación (aquellos que no tocaban ningún instrumento ni cantaban) fue mucho más pequeño.
DIVULGACIONES:
El estudio fue financiado por el Centro de Investigación Biomédica de Exeter del Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención. Las divulgaciones se anotaron en el artículo original.
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