¿Sabes qué es la fatiga por compasión?

Síntomas de la fatiga por compasión
La “Fatiga por Compasión” o “desgaste por empatía” es un concepto reciente que fue introducido en el año 1995 en el área de la salud por Charles Figley, director del Traumatology Institute at Tulane University (New Orleans). Éste observo que los profesionales de la salud (enfermeras, terapeutas, trabajadores sociales, etc.), que trabajaban con personas traumatizadas en el área de la salud mental.

Con el paso del tiempo llegaban a experimentar de forma indirecta los efectos del trauma que padecían las personas a las que asistían o cuidaban; por este motivo dicho concepto se ha venido incluyendo y desarrollando en diversos estudios sobre el trauma.

Es importante que los profesionales de la salud al igual que los cuidadores tengan presente que son susceptibles de experimentar Fatiga por Compasión. Por lo que, deben conocer y comprender de qué se trata para que puedan estar atentos a las señales de alarma y puedan aplicar las pautas y técnicas de autocuidado tanto psicológicas como somáticas, las cuales ayudan a disminuir los síntomas, y para que puedan ayudar de manera más eficaz a los pacientes y/o enfermos.

La Fatiga por Compasión también se conoce como Traumatización Vicaria o Estrés Traumático Secundario y hace referencia a que los profesionales del área de la salud como médicos, enfermeras, psicoterapeutas o trabajadores sociales, y también los cuidadores, pueden llegar a desarrollar síntomas similares al estrés postraumático como respuesta indirecta al dolor o sufrimiento de las personas que ayudan o atienden.

Se especula que el impacto emocional de escuchar historias traumáticas podría transmitirse a través de procesos psicológicos profundos o inconscientes dentro de los niveles de compasión y empatía que posee el profesional y cuidador; por lo tanto, la Fatiga por Compasión aparece como resultado de proporcionar altos niveles de energía y compasión a los que sufren, y al no ver resultados de mejora en la persona enferma cuidada, ayudada o asistida”1.

Es decir, que la Fatiga por Compasión se asocia con el coste emocional que implica cuidar, o preocuparse por un periodo de tiempo prolongado, de aquellas personas que padecen un sufrimiento, un dolor físico o emocional.

El término de Fatiga por Compasión está relacionado con el Síndrome de Burnout o Síndrome de Agotamiento por los niveles de estrés que llevan asociados ambos conceptos; sin embargo son dos fenómenos distintos, por ello deben ser tratados como entidades únicas ya que influyen de forma distinta en el bienestar de los profesionales y los cuidadores.

El Síndrome de Bournout es un término que se viene utilizando desde la década de 1980 para describir el agotamiento físico y emocional que los trabajadores pueden experimentar cuando tienen baja satisfacción laboral y se sienten impotentes y abrumados por el trabajo que realizan. Es decir que, el Burnout es una “respuesta prolongada a factores crónicos estresantes, emocionales e interpersonales en el trabajo”2, el cual se caracteriza por todo un conjunto de síntomas físicos, psíquicos y emocionales como: cansancio, soledad, depresión, cambios frecuentes en el estado de humor, trastornos del sueño, problemas en las articulaciones, etc.; los cuales van empeorando de forma progresiva con el paso del tiempo debido al agotamiento.

Cansancio al enfermoLa fatiga por compasión puede darse en médicos, enfermeras y profesionales de la salud.
En cambio, la Fatiga por Compasión aparece de forma abrupta y aguda, y se caracteriza por tres grupos de síntomas muy similares a los del Trastorno por Estrés Post Traumático3 que sufren los pacientes o personas con traumas:

Re-experimentación: El profesional de la salud o el cuidador recuerda o revive de manera similar y con una gran carga emocional situaciones dolorosas o traumáticas del pasado del paciente.
Actitudes de distanciamiento y embotamiento psíquico: Hace referencia a la desensibilización gradual de la historia del paciente que lo lleva a tomar actitudes de distanciamiento, tanto físicas como afectivas, de la persona a la que asisten y cuidan; pero también con aquellas personas con las cuales tienen vínculos afectivos estrechos.
Híper-activación (arousal): Hace referencia a un estado de tensión o alerta permanente o más o menos sostenida debido al profundo conocimiento de las experiencias traumáticas del enfermo o paciente.
Con el paso del tiempo, la Fatiga por Compasión no sólo va afectando el área personal y emocional del profesional o cuidador, sino que llega a afectar todas las áreas de su vida, por ejemplo se ha encontrado que las personas que la padecen, cometen más errores en su trabajo y son incapaces de proporcionar cuidados compasivos al enfermo, debido a que su sensibilidad compasiva se va agotando con el paso del tiempo, y desafortunadamente ésta no se recupera o restaura con facilidad4.

Por otro lado, la palabra compasión, proviene del latín cum-passio que significa “padecer con”, “sufrir juntos”. Pero, padecer y sufrir con el otro, no es sinónimo de lastima, sentimentalismo y pasividad; la compasión es comprender el drama interior del otro, que su dolor me duela y me conmueva hasta tal punto que me lleve a acompañar y ayudar al otro desde una posición totalmente activa, participativa, comprensiva, respetuosa, digna y solidaria.5

Este es el aspecto en el que más repercute la Fatiga por Compasión, pues ataca el núcleo central del trabajo de los profesionales y cuidadores, su empatía y compasión por los demás, lo cual no sucede en las personas que padecen Burnout o Síndrome de Agotamiento.

Cansancio al enfermo
Existen muchos síntomas que pueden tener aquellas personas profesionales de la salud que sufren de fatiga por compasión.
Síntomas de la Fatiga por Compasión

Los principales síntomas que presenta una persona o un profesional cuando tiene Fatiga por Compasión son:
– Trastornos del sueño, como pesadillas
– Hipertensión
– Cansancio
– Irritabilidad
– Pensamientos intrusivos
– Disminución de la actividad
– Impotencia y desesperanza
– Propensión a los accidentes
– Evitación de los pacientes o el enfermo
– Entumecimiento emocional
– Problemas de memoria y falta de concentración
– Tensión muscular
– Discapacidad auditiva
– Problemas digestivos, náuseas, mareos, vómitos, cambios de temperatura corporal, desmayos.
– Insensibilidad e indiferencia
Por otra parte, también presentan tasas muy altas de estrés, depresión y trastornos de ansiedad que, con el transcurrir del tiempo, llegan a afectar sus relaciones personales y familiares.

Factores que contribuyen a la Fatiga por Compasión
Hay dos factores principales que contribuyen a que los profesionales de la salud y los cuidadores desarrollen Fatiga por Compasión, estos son:

El propio individuo
La propia historia de vida del profesional de la salud o cuidador, sus circunstancias actuales, sus estilos de afrontamiento y sus propias características de personalidad son factores que contribuyen a que desarrolle Fatiga por Compasión.

También, se ha encontrado que las personas altamente sensibles y compasivas tienen un mayor riesgo, debido a que pueden llegar a verse más afectadas por el dolor y el trauma de las personas que cuidan y atienden, y por consiguiente, también puede llegar a interferir con su capacidad de ayuda y cuidado del paciente y con su propio autocuidado.

La labor que realizan
Por lo general las personas que presentan Fatiga por Compasión son responsables de realizar labores que muchas otras sienten que no son capaces de hacer, por ejemplo asistir y cuidar a pacientes crónicos u oncológicos; acompañar y cuidar en la última etapa de vida del enfermo; ayudar a personas que han sufrido traumas severos como abusos sexuales e incesto.

Escuchar y ser testigo de las terribles historias de abuso y otros traumas puede ser muy estresante, pero cuando este contacto se repite y se prolonga en el tiempo va afectando de forma indirecta al profesional o cuidador, el cual suele empezar a sentir un malestar general del cual no es muy consciente, hasta llegar a presentar los síntomas característicos de la Fatiga por Compasión.

Factores que pueden ayudar a reducir la Fatiga por Compasión
El profesional de la salud o el cuidador debe estar muy atento a las señales de alarma o advertencia que vaya notando en su cuerpo y debe tomar las medidas oportunas, ya que si no se trata, pueden dar lugar a problemas de salud y agotamiento, y también tendrá dificultades para asistir y ayudar a las personas que asiste o cuida.

Lo que los expertos en trauma han encontrado es que las técnicas de autocuidado, tanto psicológicas como somáticas, pueden reducir la susceptibilidad a la internalización indirecta del estrés postraumático de los pacientes y por tanto de la Fatiga por Compasión.

Así que un método muy importante para reducir y manejar la Fatiga por Compasión7 es estar atento a la contratransferencia somática o las señales fisiológicas que vaya sintiendo, tales como: mareos, vacío, hambre, sensación de plenitud, claustrofobia, somnolencia, dolor, inquietud, etc.

Cansancio al paciente. Para combatir la fatiga por compasión hay que trabajar los sentimientos, sensaciones y percepciones.
La contratransferencia somática hace referencia a la reacción que tiene el psicoterapeuta con respecto a la historia del paciente, dichas reacciones se manifiestan en respuestas corporales tales como sensaciones, emociones e imágenes que pueden ser percibidos a través de la conciencia corporal.

Es muy importante que el profesional tenga en cuenta lo que es la contratransferencia somática y cómo se manifiesta en la relación con el paciente o persona cuidada, ya que estas sensaciones corporales son las señales de alarma que le están indicando que algo está pasando y que debe prestarle atención. Por otra parte, debe tener claro que reducir la Fatiga por Compasión no significa combatir los síntomas, sino que significa trabajar sobre los sentimientos, sensaciones y percepciones que se generan durante y después de las interacciones que se tiene con el paciente o persona que se cuida o asiste.

Otras técnicas que también pueden usar, es que cuando sientan algún tipo de malestar cuando están con el paciente o enfermo, le soliciten que hable más despacio, esto le permitirá tomarse un breve periodo de tiempo para monitorizar lo que está pasando con su cuerpo, y también para que pueda hacer una respiración profunda o hacer un pequeño movimiento que le pueda ayudar a regular el sistema nervioso y disminuir los niveles de estrés o malestar que está sintiendo.

También, es muy importante que dentro del despacho o lugar en el cual trabaja tenga objetos que le recuerden su vida, como fotos de su familia, obras de arte que le gusten, certificados o cualquier objeto visual que le ayude a recordar su propia vida, es decir que tenga claro que tiene una vida independiente del lugar de trabajo y de la labor que realiza.

Adicionalmente, puede ayudarse con recordatorios cenestésicos que le ayuden a conectarse con su cuerpo, como tocar intencionalmente un anillo o algo que tenga en el cuerpo, o sintiendo que sus pies están en el suelo, o agarrando algún objeto del despacho o lugar donde está, como por ejemplo una silla.

Los estudios también han demostrado que una actitud positiva hacia la vida, el sentido del humor, la confianza en sí mismo y sentir gratitud, sirven de gran ayuda para disminuir la Fatiga por Compasión; además de que estas actitudes son muy útiles en el tratamiento de las personas traumatizadas y enfermos crónicos. Además, se resalta que entre los factores protectores, es fundamental contar con el apoyo, la supervisión y el acompañamiento de otros profesionales o de personas con las cuales se puedan compartir aspectos del trabajo o la labor que se realiza.

Al igual que es importante, realizar actividades que generen placer y disfrute, usar técnicas de relajación, tener una alimentación sana y equilibrada, hacer ejercicio de forma regular y dormir bien.

Cansancio al paciente. Los profesionales no pueden evitar que el sufrimiento o el dolor de las personas a las cuales ayudan los afecte.
Los profesionales y los cuidadores no podemos evitar que el sufrimiento o el dolor de las personas a las cuales ayudamos, asistimos y cuidamos nos afecte, pero sí podemos utilizar algunas técnicas que nos permitan cuidarnos y protegernos de la Fatiga por Compasión, ya que esto nos permitirá ayudar y tratar el sufrimiento de los demás de una manera más eficaz.

Por: Dra. Nancy Castrillón
www.nancycastrillón.com

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