Multitud de investigaciones muestran como evidente la transmisión hereditaria de ciertas enfermedades mentales, en cambio resulta confuso el mecanismo de transmisión.
La enfermedad es consecuencia entre la constitución y el medio, lo que se hereda no es la enfermedad, sino la disposición a padecerla.
No es posible predecir si el hijo de un enfermo mental manifestará la misma enfermedad, en cambio, si se puede predecir que ésta aparecerá con más frecuencia entre los hijos de ese enfermo que entre la población en general; y si el padre y la madre padecen la misma enfermedad, la probabilidad aumenta.