El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo neurológico que se inicia en la infancia y que forma parte de los trastornos del espectro autista. Se caracteriza por un mayor o menor impedimento en las habilidades del lenguaje y la comunicación, y por la presencia de patrones repetitivos o restringidos en el pensamiento y el comportamiento. El diagnóstico suele hacerse a los 11 años de edad. Aunque en la edad adulta o la adolescencia, ciertas situaciones, rasgos de personalidad, perfiles cognitivos o ciertas comorbilidades sugieren la hipótesis o la presencia de Asperger, es común el diagnóstico tardío y el subdiagnóstico, llegándose a estimar que entre el 50 y el 60 % de las personas no se diagnostican (Lewis, 2016).
Por otra parte, las dificultades en su detección, el diagnóstico, el tratamiento especializado y el apoyo correspondiente, no son fáciles de realizar debido a la diversidad de manifestaciones clínicas, la edad y las comorbilidades psiquiátricas asociadas (Mirkovic y Gérardin, 2019). Lo anterior tiene un impacto significativo en los riesgos de depresión, ansiedad, ideación suicida y una mala calidad de vida en las personas con Asperger.
Comorbilidades o trastornos asociados
La depresión es uno de los trastornos comórbidos más importantes, el cual también es causado por las deficiencias que tienen muchas personas con Asperger en su vida personal y profesional. Además, el retiro social y la comunicación no verbal alterada, están presentes tanto en la depresión como en el Asperger (Roy, M., et al.,2009), lo que puede hacer que el diagnóstico diferencial se vea obstaculizado.
Otras comorbilidades que también se presentan son el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) y los trastornos de ansiedad, concretamente el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). De hecho, se ha llegado a sugerir que el diagnóstico dual TOC-Asperger conlleva tanta complejidad en cuanto al manejo terapéutico, que debería ser considerado como un subtipo especial de TOC.
¿Qué causa el Asperger?
La investigación actual señala que hay diferencias estructurales y funcionales en regiones específicas de los cerebros de niños normales, comparados con niños con Asperger. Usando técnicas avanzadas de imágenes cerebrales, se ha encontrado que lo más probable es que estos defectos estén causados por la migración anormal de células embrionarias durante el desarrollo fetal, las cuales afectan la estructura y el cableado cerebral, anormalidad que luego afectará los circuitos neurales que controlan el pensamiento y el comportamiento.
Nunca se ha identificado un gen específico para el Asperger, sin embargo, las investigaciones más recientes indican que es probable que haya un grupo común de genes cuyas variaciones o supresiones hacen que una persona sea más vulnerable a desarrollarlo. Esta combinación de variaciones o supresiones genéticas, determinará la gravedad y los síntomas que se presenten en cada individuo. Lo que sí está claro, es que el Asperger no es causado por la educación o las circunstancias sociales, y mucho menos es culpa del individuo.
Características del Asperger
Se pueden reconocer algunas diferencias finas entre el autismo y el síndrome de Asperger, en términos de:
Interacción social
Habilidades motoras
Patrones del habla
Aunque las presentaciones clínicas son muy heterogéneas, el síndrome de Asperger se caracteriza por:
Alteraciones cualitativas en la interacción social, con patrones emocionales y de comportamientos inadecuados y estereotipados.
Incapacidad para interactuar exitosamente con los demás.
Peculiaridades en el habla y el lenguaje, como hablar de manera demasiado formal o monótona o tomar las figuras retóricas literalmente.
Rarezas del comportamiento, como estereotipias, es decir, pueden tener movimientos, posturas o voces repetitivas, o ritualizadas, sin un fin determinado.
El desarrollo cognitivo no está marcado por un retraso general, sino por impedimentos específicos en ciertas áreas, como las funciones ejecutivas.
Intereses y actividades repetitivas, restringidas o limitadas.
A menudo son torpes y tienen mala coordinación con la marcha, la cual puede parecer forzada o dando brincos.
No muestran retraso en el lenguaje y tienen habilidades lingüísticas normales en las áreas de gramática y vocabulario.
Problemas con la comunicación no verbal; pueden presentar un uso restringido de gestos, expresiones faciales limitadas o inadecuadas, o una mirada peculiar y rígida.
Diferencias entre el Asperger y el autismo
El síndrome de Asperger, a diferencia de las formas más graves de autismo, no implica graves retrasos en el lenguaje u otras habilidades cognitivas, aunque los aspectos sutiles de la comunicación social, tales como el entablar y seguir una conversación, pueden estar alterados.
A diferencia del gran retraimiento del resto del mundo que es característico en el autismo, las personas con Asperger están aislados debido a sus torpes habilidades sociales y pocos intereses. De hecho, las personas con Asperger buscan acercarse a otras personas, pero hacen imposible la conversación normal debido a su comportamiento inadecuado o excéntrico, o a que centran su hablar solamente en un único tema que es de su interés.
Asperger en personas adultas
Las dificultades a menudo surgen especialmente en las relaciones, debido a su falta de empatía; además, pueden tener dificultades para establecer relaciones de manera adecuada con posibles parejas.
Los que tienen una relación amorosa establecida o en desarrollo, pueden parecer egoístas o fríos ante su pareja, y experimentan con bastante tensión las demandas que esta le haga con respecto a tener una comunicación más intensa, o a su necesidad de tener simpatía mutua.
Con respecto al área sexual, algunas personas con Asperger tienen una necesidad muy baja de cercanía física; otras incluso sienten aversión. En otros, su necesidad fundamental no se reduce, pero tienen grandes inseguridades con respecto al sexo, ya que la intimidad sexual resulta de una intensa capacidad de empatía mutua. Aun así, algunos adultos logran construir relaciones estables e incluso una familia.
Desarrollo profesional en personas con Asperger
Con respecto al desarrollo profesional se presentan dos tendencias: algunos se tensan rápidamente por el contacto con colegas y clientes; de igual modo, su manera directa y aparentemente descortés puede dar lugar a conflictos. También, pueden no adaptarse con suficiente flexibilidad a las diferentes demandas que les pueda llegar a exigir el contacto profesional.
Debido a que muchos de sus intereses son circunscritos a la recopilación excesiva de información y a su interés obsesivo por un tema en particular, muchos adultos con Asperger pueden ser bastante exitosos, por ejemplo, en tecnología de la información, por la relativa indiferencia de sentimientos que presentan, o en profesiones que requieren una alta atención a la rutina y a la concentración en el detalle (Range y Piotrowski, 2019).
Por otra parte, su capacidad intelectual es normal, y sus habilidades cognitivas parecen aumentar su potencial para alcanzar objetivos profesionales y privados (Roy, M., et al.,2009). De hecho, se considera que tener una vida adulta independiente y plena, a menudo depende de la forma en que los talentos que poseen se nutren con su formación y desarrollo profesional.
Tratamiento y pautas de intervención de Asperger en los adultos
Con respecto a la medicación, esta se centra normalmente en tratar comportamientos o síntomas específicos, como la depresión y la ansiedad. La psicoterapia, se centra principalmente en mejorar las habilidades de comunicación y reducir las conductas problemáticas, especialmente las del área psicosocial.
Dentro del desarrollo de estrategias que compensen la falta de habilidades sociales, Klin y Volkmar (2000) recomiendan los siguientes principios terapéuticos:
Practicar y discutir percepciones sociales.
Entrenamiento paso a paso y estructurado en habilidades para resolver problemas, y habilidades para la vida.
Practicar comportamientos en situaciones desconocidas.
Practicar la transferencia de ciertas ideas a otras situaciones.
Promover un desarrollo concreto de identidad basado en comportamientos cotidianos.
Analizar situaciones que desencadenan frustraciones y analizar cómo los pacientes pueden afectar a los demás.
Facilitar otras medidas útiles, como la ergoterapia o la fisioterapia.
Algunos expertos han sugerido que el Asperger debe dejar de considerarse como una enfermedad a ser tratada, y debe ser abordado como una diferencia de personalidad que no es inherentemente peor que otros tipos de personalidad (Range y Piotrowski 2019). Es por esto que las últimas investigaciones destacan la necesidad de que se aborde la investigación sobre el Asperger no solo en los déficits, sino que se consideren los puntos fuertes e incluso los talentos especiales.
Dra. María Nancy Castrillón
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