Terapia ocupacional como herramienta para lograr un envejecimiento activo

Un artículo de Uxía Suárez, Patricia Pazos Abeleira, Ana Cal García y Lorena Cotelo Cobelo, del Colegio Oficial de Terapeutas Ocupacionales de Galicia (COTOGA)

En la sociedad actual, el porcentaje de personas mayores está en constante aumento. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida en España es una de las más altas a nivel mundial, alcanzando una media de 83,08 años en 2022 (INE, 2022). Este aumento en la longevidad se traduce en un mejor estado de salud en edades avanzadas, lo que se conoce como «esperanza de vida saludable» (Pérez J et al, 2020).

En este contexto cobra relevancia el concepto de «Envejecimiento Activo», acuñado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002 (OMS, 2002). Este concepto se refiere al proceso mediante el cual las personas mayores toman la decisión consciente de mantenerse física, mental y socialmente activas, con el fin de optimizar las oportunidades de salud, participación y seguridad a medida que envejecen (OMS, 2002).

Adoptar un estilo de vida activo y saludable puede conducir a una mejora significativa en la calidad de vida, permitiendo aprovechar al máximo todas las etapas de la vida de manera plena y saludable.

El aumento en la esperanza de vida y la importancia del envejecimiento activo han generado un creciente interés en investigaciones destinadas a mejorar la calidad de vida de las personas mayores (OMS, 2007). Este enfoque no solo busca prolongar la vida, sino también asegurar que esos años adicionales sean vividos de manera saludable y satisfactoria.

Así, el envejecimiento activo se posiciona como un concepto fundamental en la promoción de la salud y el bienestar en esta etapa, fomentando la participación activa en la sociedad y la búsqueda constante de oportunidades para mejorar la calidad de vida a medida que se envejece. (Limón Mendizabal, M. R, 2018)

Una de las principales ventajas de mantenerse activo en edades avanzadas es la promoción de la salud física. La actividad física regular puede prevenir una variedad de enfermedades crónicas, como la diabetes, las enfermedades cardíacas y la osteoporosis. Además, contribuye a mantener una óptima fuerza muscular, flexibilidad y equilibrio, lo cual es esencial para prevenir accidentes y caídas que podrían resultar en complicaciones de salud.

En cuanto a la salud mental, el envejecimiento activo también ofrece beneficios significativos. Participar en actividades físicas y mentales puede reducir el riesgo de depresión y ansiedad, mientras mejora la función cognitiva. Además, proporciona un sentido de propósito y bienestar emocional, ayudando a las personas mayores a mantener una actitud positiva hacia la vida.

Otro aspecto crucial del envejecimiento activo es la conexión social. La participación en actividades sociales y comunitarias combate la soledad y el aislamiento, promoviendo relaciones significativas y proporcionando un sentido de pertenencia y apoyo emocional. Esto es especialmente importante a lo largo del envejecimiento, donde las relaciones sociales pueden desempeñar un papel crucial en el bienestar general. (Fajardo, Espinoza, & Alonso, 2021)

Para adoptar y mantener un estilo de vida saludable durante esta etapa, es fundamental contar con recursos y apoyo adecuados. En este sentido, la terapia ocupacional emerge como una disciplina clave. Los/as terapeutas ocupacionales especializados/as en envejecimiento activo se centran en facilitar la independencia, autonomía y participación de las personas mayores.

El proceso de intervención desde terapia ocupacional comienza con una evaluación exhaustiva de las habilidades y limitaciones funcionales de la persona. Esta evaluación abarca aspectos físicos, cognitivos, emocionales y sociales, así como el entorno en el que se desenvuelve el individuo. Con base en esta evaluación, se establecen metas terapéuticas realistas y significativas en colaboración con la persona y su familia.

Las intervenciones de un/a terapeuta ocupacional pueden incluir una variedad de recursos y estrategias adaptadas a las necesidades individuales de cada persona. Esto puede incluir la enseñanza de habilidades de autocuidado, la adaptación del entorno físico, la prescripción de ayudas técnicas y la promoción de la actividad física y social.

Además, los/as terapeutas ocupacionales trabajan en estrecha colaboración con otros/as profesionales de la salud, como trabajadores/as sociales, educadores/as sociales, psicólogos/as, médicos y fisioterapeutas, para garantizar una atención integral y coordinada.

Su papel también se extiende a la colaboración con agentes de la política social y local, para promover que las infraestructuras y contextos en que viven las personas mayores atiendan a sus necesidades y posibiliten su participación ocupacional.

Es decir, la terapia ocupacional especializada en envejecimiento activo desempeña un papel fundamental en la mejora de la calidad de vida y el bienestar de las personas mayores. Su apoyo continuo a lo largo del proceso terapéutico garantiza que las personas mayores puedan disfrutar de una vida plena y satisfactoria en todas las etapas de la vida, objetivo al que la OMS ha animado a alcanzar a todos los países recogiéndolo en la agenda 2030.

Lo que demuestra que es un propósito fundamental en todas las sociedades actuales y debe suscitar por lo tanto un compromiso social (Naciones Unidas, 2018). La terapia ocupacional contribuye significativamente a promover un envejecimiento activo y saludable al centrarse en la persona de manera holística y proporcionar una atención personalizada.
Fuente: Geriatricarea

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