A Nietzsche se le atribuye esta frase:
«La prisa es universal porque todo el mundo está huyendo de sí mismo»
Es curioso que pensara esto a finales del siglo XIX ¿verdad?
Si viniera por aquí hoy en día, le daría un infarto.
La necesidad de ir deprisa es algo en lo que he reflexionado bastante en mi vida.
Y tiene que ver con la necesidad de acabar cosas, al menos cuando me pasa a mí.
Entonces me ayuda mucho recordar que por mucho que acelere, siempre va a haber cosas por acabar.
Es imposible pasarse el juego de la vida, acabarlo todo. En cualquier faceta en la que pienses.
No podrás satisfacer a todos tus compañeros de trabajo, ni a todos tus jefes o clientes.
No podrás finalizar todos los proyectos que existen o que tienes en la mente.
Tu carrera profesional acabará sin que hayas alcanzado ni el 10% de lo que podrías haber sido con una vida más.
No puedes conocer todo el planeta.
No puedes enamorarte de todas las personas ni amarlas en profundidad durante años.
No puedes vivir en todas las ciudades, pueblos o aldeas que existe.
No podrás subir todas las montañas.
Al recordar eso entristezco por unos momentos, y pienso:
«¿y qué sentido tiene entonces todo, si me voy a perder tantísimas cosas? ¿si nunca podré sentir que está todo hecho y bien hecho al fin?».
Pero esa tristeza es la puerta a la libertad: da igual que acabes o que no acabes.
Lo importante es que a cada minuto le extraigas todo el sabor que te puede ofrecer.
Porque no volverá.
Y para eso es necesario no ir deprisa.
Por eso he creado esto, porque sé que muchísima gente vive atrapada por la prisa, por el estrés y el acelere que les genera el trabajo.
Y por eso, viven si disfrutar de la vida. Sin serenidad. Sin calma.
Pero eso puede cambiar, y mucho más rápido de lo que piensas.
Programa CIMA: tu camino para volver a conectar.
Por: Dr. Carlos Cenalmor
Psiquiatra
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