Mikael Ross (Munich, 1984) es el dibujante alemán del momento que, en 2022, nos sorprendió con El joven Ludwig (Reservoir Books), una estupenda novela gráfica que celebraba el 250 aniversario de Beethoven. Y ahora nos vuelve a maravillar con Aprendiendo a caer (Reservoir Books), en el que narra la vida en la comunidad de Neuerkerode, donde el 50% de sus habitantes son discapacitados intelectuales. Un libro muy especial por el que ha ganado numerosos premios, incluyendo el prestigioso Max und Moritz-Preis.
Un cómic basado en personajes reales y en el que mezcla humor y melodrama a partes iguales, llegándonos a emocionar. El dibujante nos ha atendido por videoconferencia y le hemos preguntado por qué ha querido reflejar la vida en esta comunidad tan especial: “El responsable de esta comunidad, Rüdiger Becker (fallecido en 2021), quiso hacer un cómic para celebrar el 140 aniversario de este lugar en el que conviven unas 800 personas con discapacidad y unos 1000 cuidadores, pero no lo consiguió. Entonces, cuando se acercaba el 150 aniversario, invitó a dos dibujantes a que hicieran un cómic sobre el lugar. Pero ambos rechazaron la propuesta. Yo fui el tercero al que se lo pidió y dije que sí”.
Páginas de ‘Aprendiendo a caer’
“Para hacer el cómic -añade-, estuve viviendo allí, de manera intermitente, durante dos años y medio. Me quedaba allí cuatro o cinco días, después volvía dos o tres semanas a mi vida normal… Rüdiger me dio total libertad porque entendió perfectamente cómo funciona un artista. Al principio afronté el proyecto como un periodista, haciendo preguntas a la gente, entrevistando al personal… pero eso no funcionó porque la gente no tenía ningún interés en responder a mis preguntas. Preferían enseñarme el lugar, hablar de sus cosas, contarme anécdotas…”
“Era como un choque de culturas -añade-. Así que dejé de preguntar y empecé a convivir con ellos. Sobre todo pasé más tiempo con las personas con discapacidad que eran artistas, que hacían actividades como pintar. Entonces empezaron a confiar en mí y a contarme sus historias”.
“Finalmente reuní todas esas historias, que me contaron desde su perspectiva, y las transformé en personajes de ficción, porque no quería que fuese tan realista que ellos se identificaran con los personajes” -añade el dibujante-.
Viñetas de ‘Aprendiendo a caer’
Una historia sobre la discapacidad y la superación del duelo
El cómic cuenta la historia de Noel, un joven con discapacidad que vive en Berlín con su madre. Cuando ella se queda en coma por un accidente, a Noel se lo llevarán a Neuerkerode, en la Baja Sajonia, donde tendrá que aprender a convivir con otras personas discapacitadas.
“Me interesaba contar la historia de las personas con discapacidad que se quedan sin padres, que están solos y no pueden valerse por sí mismos -nos cuenta Mikael-.Creo que hay mucha gente que no es consciente de la ingente tarea que hacen los padres de personas con discapacidad en sus casas. Y hay muchos padres que tienen mucho miedo de qué pasará cuando ellos no estén. Y en Neuerkerode he visto a mucha gente luchando por mejorar su vida, que tienen hobbys, que tienen pareja… En realidad, el cómic también es un mensaje esperanzador para las personas con discapacidad y para los padres, para que sepan que cuando no estén, alguien va a cuidar de sus hijos discapacitados”.
“Esta comunidad es como una pequeña ciudad en la que hay de todo y mil personas que se ocupan de que las personas con discapacidad estén bien: psicólogos, enfermeras, médicos, cuidadores, cocineros, gente de la tienda, profesores de arte, profesores de deporte. Realmente es un lugar gigantesco en este sentido. A mí me dejó alucinado”.
Viñetas de ‘Aprendiendo a caer’
“No sabía que el Holocausto había llegado a las personas con discapacidad”
En uno de los momentos más emotivos del cómic, una anciana recuerda cómo los nazis se llevaron a las personas con discapacidad para asesinarlos. “Ese es un momento muy traumático para Neuerkerode -nos comenta el autor-. Como este lugar existe desde hace 150 años su historia muestra todas las facetas a las que podemos llegar como sociedad moderna. Empezó con un enfoque muy moderno de una mujer rica y un sacerdote que decidieron proteger a todas estas personas con discapacidad de las que nadie se preocupaba. Era un pensamiento muy cristiano”.
“Pero cuando Hitler llegó al poder pasó todo lo contrario -añade-. La idea era matar a todas las personas que estaban en este centro. El Holocausto es un tema del que se sigue hablando muchísimo en Alemania. En las escuelas descubres muchas cosas del Holocausto. Pero yo no era consciente de que el Holocausto había llegado a las personas con discapacidad. El Holocausto es una parte brutal de nuestra historia, pero cuando escuchas las historias de c-omo se llevaban a estos niños y desaparecían… es realmente implacable. Lo peor”.
En Neuerkerode encontré a una anciana de 96 años que sobrevivió escondiéndose en el bosque, mientras sus hermanos eran asesinados. Al principio no confiaba en mí; pero cuando conseguí su confianza, aceptó que habláramos sobre ese periodo. Me contó que se llevaban a las personas en autobuses con las ventanas pintadas de negro para que no se pudiera ver dentro”.
“La historia de esta anciana es como un capítulo aislado en el libro- concluye Mikael-. Y sigo pensando en convertirla en un cómic porque, ahora mismo, con el auge de los partidos de extrema derecha en Alemania no sabemos lo que va a pasar. Creo que es importante mostrar a la gente de qué somos capaces si vamos por el camino erróneo. Por eso, aunque no encaje con el resto del libro, decidí mantener la historia de esta anciana en el Holocausto”.
Viñetas de ‘Aprendiendo a caer’
“El Estado quiere acabar con este lugar porque no lo considera inclusivo”
Este lugar fue creado en 1868 y no sabemos que en Europa exista algo similar. Por eso le preguntamos a Mikael cómo está considerado actualmente: “Cuando se publicó el cómic el concepto mismo de este lugar era muy atacado, incluso por el Estado, que quiere acabar con Neuerkerode porque no lo considera inclusivo. Por eso, cuando Rüdiger contactó conmigo, lo que quería es mostrar a la gente cómo es realmente este lugar y la cantidad de facetas que tiene. Porque si la gente cree que es un lugar horrible nadie irá, pero si la imagen es muy positiva se convertirá en un lugar al que la gente llevará a sus familiares”.
“Yo al principio era muy escéptico -confiesa el dibujante-, porque es un sitio que está a las afueras de la ciudad, un lugar minúsculo donde viven todas estas personas con discapacidad. Es un espacio complicado porque para algunas personas es fantástico y para otras personas es lo contrario. Pero en Berlín, por ejemplo, si tienes un centro para personas con discapacidad, no pueden salir solas por el tráfico, por los vecinos… Y en esta pequeña localidad todas las puertas están abiertas y ellos se mueven libremente. No tienen que preguntar nada a nadie para salir”.
“Por lo tanto -concluye-, tienen más posibilidades de organizar su propia vida y de conectar con un grupo mayor de gente. Para las personas que son activas y pueden andar es un lugar estupendo porque se relacionan mucho más que en cualquier otro sitio. Las que no pueden andar, por tener una discapacidad mayor, lo tienen más complicado. Hay como las dos caras de una misma moneda”.
Páginas de ‘Aprendiendo a caer’
Nos quedamos con ganas de saber más sobre este lugar
Mikael Ross consigue que nos quedemos con ganas de saber más sobre este lugar: “Al principio -nos cuenta-, Yo quería hacer una especie de cómic documental muy realista. Pero ví un cómic francés que hacía eso y me pareció muy aburrido. Y decidí probar algo diferente, transformando en ficción lo que había vivido, para que tuviera un impacto mayor en los lectores”.
“También pensé mucho a quién iba a dirigir el cómic -añade-. Evidentemente lo hacía para gente que no tiene ningún tipo de contacto con las personas con discapacidad. Y lo que descubrí en este lugar me pareció tan atractivo… Empezando con el humor, la amabilidad, la bondad, la curiosidad de esta gente… Por eso no he querido conformarme con los hechos sino intentar transmitir eso. Y por eso he optado por la ficción, para hacer justicia a todo el espectro de la vida que hay en este lugar”.
Páginas de ‘Aprendiendo a caer’
Unos dibujos que transmiten emociones
Destacar los estupendos dibujos de Mikael Ross con los que consigue transmitir todo tipo de emociones. “Pasé mucho tiempo con las personas con discapacidad en el taller de dibujo de Neuerkerode. Y allí usan mucho los lápices de colores, con los que yo nunca había trabajado. Así que usé esa técnica. Antes había hecho un libro con acuarela y otro con lápiz. Digamos que con cada libro intento utilizar una técnica nueva porque si no me aburro”.
“Así que empecé a hacer pruebas con los lápices de colores y me gustó el resultado -continúa-. Aunque tuve que unificar un poco los colores para que el resultado no fuera caótico. Y también decidí usar una paleta digital para los colores planos”.
Viñetas de ‘Aprendiendo a caer’
“Pensé que no se iban a reconocer, pero…”
Preguntamos a Mikael si los jóvenes con discapacidad se han reconocido al verse en el libro. “Cuando publiqué el cómic lo leímos juntos. Pensé que había disimulado muy bien todos los personajes, porque físicamente no se parecen en nada a los reales, y que nunca sabrían quién es quién. Pero inmediatamente lo clavaron, se identificaron al momento. Les gusta mucho el humor y divertirse y se rieron mucho con el cómic”. El libro tiene mucho humor y espero que eso también ayude a que llegue a más gente”.
También preguntamos a Mikael qué hacen las personas con discapacidad en esas clases de arte: “Son proyectos artísticos muy variados: dibujo, escultura, pintura… Incluso trabajan con galerías de arte y venden sus obras a muy buen precio”.
Páginas de ‘Aprendiendo a caer’
“Mis influencias son el cómic francés y el manga”
Sobre la situación del cómic en Alemania, Mikael Ross asegura que: “Tras las dos Guerras mundiales el cómic decayó totalmente. Ahora las cosas están empezando a cambiar, pero cuando yo tenía 20 años era imposible pensar en ganarse la vida con esto, así que me convertí en diseñador de vestuario, que me ayudó a financiar mi trabajo mientras iba avanzando en el mundo del cómic”.
“En un momento dado tuve la oportunidad de estudiar diseño en Bruselas y allí conocí al guionista y dibujante belga Nicolas Wouters. Juntos publicamos Lespieds dans le béton (2013) en Francia. Y un editor alemán decidió que igual podíamos traducirlo al alemán y publicarlo aquí. Así que fue una cosa curiosa”.
En cuanto a sus influencias, Mikael destaca que para los dibujantes alemanes Ralf König (El condón asesino) “es un auténtico pionero”, pero que sus influencias son otras: “El cómic francés y los clásicos del manga. Blutch, Christophe Blain, Lewis Trondheim, Joann Sfar, Katsuhiro Otomo, Shirow Masamune, Tayo Matsumoto…”
MIkael Ross
El futuro de Neuerkerode
Sobre el futuro de Neuerkerode, Mikael Ross asegura: “Si realmente hablamos de inclusión habría que cerrar este lugar, pero sería un planteamiento muy radical porque… ¿Qué hacemos con estas personas? Sus familias defienden que muchos llevan viviendo allí más de 30 años y no puedes echarlos. Hay muchas cosas que mejorar en la integración, pero no tiene que ser igual para todos porque las necesidades de cada una de esas personas con discapacidad son distintas. Para unos es el mejor lugar donde vivir y otros no deberían estar allí. Ahora el debate se ha relajado bastante”.
Por último, preguntamos a Mikael Ross si este libro le ha cambiado la vida y qué le hubiera gustado conseguir con él. “No sé si el libro ha podido conseguir algo. Siempre me parece curioso cuando los artistas dicen que hacen un libro para conseguir algo. Yo lo hago para entretener a mis lectores y, si lo consigo, me doy por satisfecho. Y si, además consigo que a los lectores les llegue la historia y empaticen con esos niños y pasen el libro a otros lectores, ya me doy con un canto en los dientes”.
“Para mí -concluye-, este libro es mi hito más importante. Ha sido traducido a diez idiomas, se va a convertir en una película… Ha sido realmente un boom. Además, yo siempre he sido una persona muy introvertida y ellos me han demostrado que no hay que tener miedo del mundo y que puedes lanzarte a hablar con la gente. Y lo más importante, que hay que reírse de uno mismo. No tienen miedo de reírse de ellos mismos y les da igual como la gente los percibe. En ese sentido he aprendido muchísimo”.
Fuente: RTVE
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