Mientras la Dana golpeaba Valencia hace unos días, a mi sobrinito Gael le golpeaba la enfermedad de nuevo con apenas 11 meses de vida
Como había suficientes emociones fuertes en el aire, me he ido guardando estas vivencias para contártelas en otro momento.
Hace unos días al pequeño Gael le operaron de las arterias pulmonares, según lo planeado, y cuando todo parecía que había salido de maravilla… entró en inestabilidad cardiorrespiratoria y casi le perdemos.
Por error, le habían dañado una válvula del corazón en la operación.
Así que a las pocas horas estaba en quirófano de nuevo para una operación mucho más agresiva.
Estas líneas las escribo desde su habitación en el hospital, está dormidito a mi lado y todo está ya bien y tranquilo.
La incertidumbre sobre los efectos que esto pueda tener en su futuro todavía está ahí, pero mantenemos la esperanza.
Cuando todo esto pasó yo estaba en mi valle, disfrutando de un otoño explosivamente bonito (el más bonito desde que vivo en las montañas), y en medio de la tristeza y la frustración, de sentir que su vida pendía de un hilo me daba
la sensación de que Gael me enviaba un mensaje.
Era algo así:
Quizá yo no pueda tener una vida larga o llena de salud, pero tú sí.
Así que más te vale disfrutarla.
Sé que suena muy raro, pero sentí y pensé eso.
No todos los días se viven momentos así de dramáticos.
Recordé las cosas que me han bloqueado alguna vez y que eran detalles mínimos sin importancia.
Recordé esos árboles amarillos, naranjas, rojos y verdes que estaba viendo, en un otoño que no durará para siempre.
Recordé que el trabajo es importante, pero que no merece la pena entregarle toda nuestra vida,que hay miles de cosas más para disfrutar y vivir en este tiempo corto que se nos ha dado.
No sé lo que tienes o no tienes, pero recuerda que algunos no tienen tu suerte y no llegan a disfrutar nada de eso.
Quizá eso te inspire a ver las cosas con otros ojos.
Con lo de la DANA, una persona del programa CIMA me decía que se sentía agradecida de que no le hubiera afectado a ella ni a sus seres queridos. Pero esa emoción a la vez le generaba culpa.
Ay, la culpa… la emoción que nos suele señalar lo que SÍ tenemos que hacer.
Eliminar esa gratitud era precisamente rechazar un aprendizaje que esa catástrofe tenía para ella.
No pasa nada por agradecer lo que tienes, por ser consciente de su valor.
Estoy seguro de que así honras a los que han perdido mucho más que si rechazas lo que tienes.
Hoy lunes solo te puedo desear que vivas la vida intensamente, y si tu mente está nublada por el exceso de estrés y aceleración, o tu cuerpo está ya enfermando por tanta tensión acumulada y no sabes cómo gestionar todo eso… que sepas que tengo el método definitivo para recuperar tu vida esperándote: Método CIMA
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Dr. Carlos Cenalmor
Psiquiatra
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