Perder a nuestra mascota duele, y mucho

Una mascota reclama la misma importancia en el hogar que cualquier miembro de la familia. Vernos obligados a afrontar su muerte no es menos doloroso que asimilar la pérdida de un hermano, de hecho, llevar el duelo de nuestra mascota puede ser sorpresivamente difícil, porque sólo entonces descubrimos el valioso lugar que ganó en nuestro corazón.

La Asociación Americana de Médicos Veterinarios (AVMA) recomienda a las personas que han perdido a su mascota expresar físicamente el dolor sin represiones, de modo que el luto activo pueda conducirlas a una reconciliación con la pérdida. Para quienes atraviesan este difícil proceso, una guía de consulta rápida puede ser de gran ayuda para lidiar con la tristeza y el desasosiego: en el PDP, hemos preparado un formato de preguntas y respuestas con el fin de brindar apoyo a quienes están en camino a aceptar la muerte de un compañero.

Siento mil cosas a la vez tras la pérdida de mi mascota, ¿es normal?
No hay mucha diferencia entre el proceso de duelo de una mascota y el de una persona, ya que, en ambos casos, se lidia con la ausencia irremediable de un ser amado.

Las respuestas emocionales comunes en esta etapa pueden incluir:
Llanto incesante
Ira
Tristeza
Insomnio
Pérdida del apetito
Culpa
Depresión
Desesperanza
La sensación de que no podremos lidiar con la pérdida ni volver a ser felices
Algunas reacciones comunes incluyen el deseo de dormir o acurrucarnos con las pertenencias de nuestra mascota y ser incapaces de pensar en deshacernos de ellas. Existen personas que pueden optar por darle continuidad a ciertos hábitos diarios que solían realizar cuando su compañero vivía, esto puede ser normal hasta cierto punto, pero debe buscarse ayuda profesional si el comportamiento persiste o si es acompañado de ideación suicida.

¿Cuándo dejaré de sentirme mal?
No hay estándares en el proceso de duelo. Algunas personas se recuperan en cuestión de semanas; otras, después de muchos años. Lo más importante es permitirnos experimentar el dolor, el llanto y la ausencia. La tristeza disminuirá con el tiempo y, poco a poco, seremos capaces de volver a empezar con el hermoso legado del vínculo que siempre existirá entre nosotros y nuestra mascota.

Me siento culpable por la muerte de mi mascota, ¿qué puedo hacer?
La culpa no es más que un reflejo de la impotencia por no haber sido capaces de manipular los hechos a favor de nuestros intereses. Es injusto asumir el peso de una carga imaginaria, pensar que si hubiésemos pasado más tiempo con nuestra mascota durante las vacaciones, las cosas habrían sido diferentes.

Todos hemos llegado a preguntarnos alguna vez qué habría pasado si X o Y evento doloroso hubiese sido distinto, sin embargo, estas hipótesis no cumplen una función productiva sino perjudicial, y pronto nos vemos esclavos de una fantasía irrealizable que nos impide superar el pasado.

Ante experiencias de culpa intensa, lo recomendable es buscar apoyo en nuestro núcleo familiar o grupo de amigos, alguien de confianza con quien podamos hablar sin tapujos y expresar nuestros sentimientos. Asistir a terapia puede ser, igualmente, una buena idea.

Me siento mal porque yo tomé la decisión de sacrificar a mi mascota. ¿Hice lo correcto?
La mayoría de los animales que son sacrificados se enfrentan a enfermedades crónicas o lesiones intratables. Lo sabemos, y es solo cuestión de tiempo para que su muerte ocurra de forma natural e incluso más dolorosa.

Aun así, la decisión de sacrificar puede convertirse en el fantasma que nos persigue cada noche en pesadillas y que azota nuestra mente con fuertes sentimientos de culpa y la sensación de que somos malas personas. Aunque lo más probable es que toda esta auto crítica y condena personal sean injustas, al sentido común le cuesta hacer su tarea en momentos de dolor.

En situaciones como esta, conviene ir hacia atrás y verificar por qué la eutanasia de nuestra mascota fue médicamente aprobada, reflexionar acerca de su estado de salud al momento de su muerte y preguntarnos si realmente su calidad de vida habría sido digna en caso de no haber tomado la decisión de eutanasia lo. ¿Habría valido la pena hacerlo esperar, o le hicimos un favor a nuestro compañero poniéndole un alto a su dolor?

A veces pienso en llevar otra mascota a casa para lidiar mejor con la pérdida, ¿eso sería una buena idea?
Llevar otra mascota a casa es una decisión personal, sin embargo, deberíamos preguntarnos cuál es el verdadero motivo para hacerlo. No sería justo adoptar una mascota con la mera intención de hacer que tome el lugar de nuestro compañero ausente, ninguna mascota es igual a otra y podríamos caer en el error de suprimir su comportamiento natural en el afán de hacer que se parezca a nuestra mascota anterior.

No es una ofensa a la memoria de nuestro compañero brindar un hogar a un hermano que lo necesita, pero debemos estar seguros de sentirnos lo suficientemente preparados para ello. No es recomendable tomar decisiones de este tipo cuando el corazón aun está nublado por el dolor; lo ideal es esperar el momento indicado, entonces sabremos cuál es el camino correcto.

¿Qué puedo hacer para sentirme mejor?
Experimentar nuestra emocionalidad es necesario. No hay nada malo en tomarnos un tiempo para mirar fotos del pasado con nuestra mascota, escribir cartas, llevar un diario, crear un memorial en casa o cualquier otra cosa que nos ayude a manifestar lo que estamos sintiendo.
Cuando una mascota muere, es natural preguntarnos cuál es el significado o propósito de su partida. En esto, es válido recurrir a explicaciones espirituales siempre que tengan sentido para nosotros y puedan ayudarnos a sobrellevar la pérdida.
Por último, el apoyo de nuestra familia y amigos puede ser fundamental para lidiar con el dolor. Es positivo hablar sobre la muerte de nuestra mascota con alguien que tenga la disposición para escucharnos y comprender la magnitud de nuestra experiencia.

EL PERIÓDICO DE LA PSICOLOGÍA – www.elperiodicodelapsicologia.info – info@elperiodicodelapsicologia.info – Teléfono: +34 675763503

Deja un comentario