Anorexia nerviosa. Descubre cómo la terapia basada en la familia puede mejorarte

La terapia basada en la familia es bastante efectiva para el tratamiento de las personas que padecen de Anorexia nerviosa.

A pesar de que la anorexia nerviosa (AN) fue reconocida por primera vez hace más de un siglo, este trastorno de la conducta alimentaria aún genera mucho desasosiego en los pacientes y sus familias y desconcierta a los especialistas en salud mental, expertos en nutrición e investigadores. La AN ataca alrededor del 2% de las mujeres jóvenes y al 1% de los adolescentes varones. Suele alterar profundamente la vida de quienes la padecen, interfiere con el crecimiento, desarrollo y la fertilidad del adolescente y frecuentemente se asocia al consumo de sustancias, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad; y lo peor de todo, se considera que su tasa de mortalidad llega a un 20%, siendo la más elevada entre las enfermedades psiquiátricas. Se ha visto que la familia juega un papel fundamental en el proceso de la enfermedad, pues puede facilitar el empeoramiento de los síntomas o, por lo contrario ayudar en la recuperación de la persona con AN. En el enfoque del Hospital de Maudsley o Terapia Basada en la Familia (TBF) se reconoce y aprovecha ese papel benéfico que juega el grupo familiar durante el proceso de recuperación. Esta TBF fue creada inicialmente como una alternativa o soporte a las intervenciones tradicionales. Se trata de un curso intensivo y ambulatorio (no requiere hospitalización) que involucra activamente a los padres durante el proceso de restauración del peso saludable en los pacientes dentro del hogar. La TBF trata a la AN, antes que nada, como una enfermedad médica y emplea los alimentos como un agente terapéutico. Según palabras de Leslie A. Sim, PhD, LP (Psicóloga especializada en trastornos de la conducta alimentaria de la Clínica Mayo) “los niños y adolescentes con anorexia no son capaces por ellos mismos de tomar buenas decisiones en torno a su salud. Sus cerebros están secuestrados por la inanición (mandato de no comer), por lo que los padres precisan intervenir de la mejor manera para llevar a sus hijos al equilibrio alimentario. La única elección disponible es ayudar a los hijos para que coman. No contamos con una medicina óptima para la anorexia; la comida es la medicina y esto realmente funciona”. Se hizo un estudio controlado para probar la eficacia del TBF y dicho trabajo fue publicado en la revista “Archives of General Psychiatry”. Los investigadores encontraron que la Terapia Basada en la Familia fue superior a la Terapia individual centrada en el paciente en la mayor parte de medidas clínicas significativas, incluyendo tasas de recaídas y de remisión total -en el 10% y 40%, respectivamente. Los estudios posteriores y la experiencia clínica cada vez más amplia confirman estos hallazgos. Por otra parte, otros estudios científicos de la Universidad de Stanford encontraron que un enfoque de tratamiento basado en la familia resulta dos veces más eficaz que la terapia individual para el tratamiento de pacientes adolescentes con AN.

¿Comer bien o morir de hambre?
La TBF constituye un gran reto y requiere un trabajo intensivo. En este proceso se requiere un apoyo amoroso, notable paciencia, buena tolerancia a la frustración, y persistencia de los padres. Uno de los padres debe estar presente con el fin de monitorear cada comida y merienda, no importando qué tanto tiempo se demore el paciente en comer. No existe una manera correcta de hacer esto. Cada familia es diferente, pero la clave está en no dejar de satisfacer las demandas de alimentos que el organismo necesita en cada una de las comidas, pues uno de los objetivos principales de esta terapia es ayudar al paciente con anorexia a recuperar su peso saludable en forma rápida y segura, dentro de un ambiente amable y conocido. Se ha visto que los padres tienen la capacidad de interrumpir esos comportamientos que respaldan la anorexia el tiempo suficiente para que los pensamientos, actos y cogniciones que van con la enfermedad disminuyan notablemente. Es importante aclarar que el enfoque Maudsley se opone a la idea de que las familias son patológicas o tendrían que ser culpadas por la aparición de la AN en sus hijos. Por el contrario, este tipo de tratamiento considera a los padres como un recurso esencial para el éxito del tratamiento. Podemos decir entonces que la TBF es un tratamiento ambulatorio intensivo donde los padres cumplen un papel muy activo y positivo a través de las tres fases que duran las intervenciones.

Ayudar a restaurar el peso de sus hijos a los niveles normales esperados para su edad, sexo y estatura en niños, niñas o adolescentes. Esta fase es llamada: restauración del peso corporal.
Entregar el control sobre la alimentación nuevamente a cada paciente.
Fomentar el desarrollo normal en diversas áreas a las o los adolescentes a través de un debate profundo de los temas cruciales propios del desarrollo, imagen corporal, autoestima que conciernen a los adolescentes. Esto es llamado: Establecimiento de una identidad adolescente saludable.
Fuentes consultadas:

Dra. Iris Luna
Médico Psiquiatra – Máster en Nutrición
Especialista en Sobrepeso y Obesidad
Contacto: iluna@phronesisvirtual.com

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